☆ ᴄɪᴇɴᴛᴏ ᴠᴇɪɴᴛɪᴏᴄʜᴏ

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Su cabeza dolía por los golpes que se había dado a si mismo, al igual que sus manitos dolían completamente, y estaba seguro de que Minho lo sabia, pero por el llanto, no podía hablar, ni siquiera para preguntarle a donde estaban yendo.

Estaba con su hyungcito, no importaba a que lugar fueran, sabia que estaba a salvo.

Pero sin decir nada, Lee supo calmarlo lentamente; colocó los Ositos Cariñositos en la pantalla del tablero, y cada vez que podía el mayor le dejaba algún que otro beso en su cabeza. Estaba hecho bolita en el asiento, esperando a que el dolor pasara.

—¿Quieres quedarte un momento aquí? —preguntó con voz dulce, mientras se estacionaba y ponía el freno de mano—. Iré a la tienda a comprar algo, ¿o quieres venir conmigo?

—Es que... hyungcito, es la mejor parte del capítulo —Lee rió.

—La tienda está al lado, ¿sí? llámame si quieres algo

—Dulces... —susurró, pero Minho ya no estaba en el auto, sino yendo a la tienda a comprar quien sabe qué.

No se sentía tan asustado, sabia que Yunho no estaba cerca, por ende no le haría daño, así que se concentró en terminar el capítulo que ya vio varias veces, pero siempre parecía como si fuese la primera.

Percibió como la puerta se abría, y Minho se hacia presente. Se irguió para prestarle atención, viendo todo lo que traía, lo cual le fue entregado. Compró una botella de jugo de manzana, unos dulces de gomita y una bolsa pequeña de hielo

 —Pensé que no me había escuchado... —dijo, llevándose unas gomitas a la boca.

—Siempre te escucho... —Jisung le devolvió la botella para que se la pueda abrir, porque intentó, pero el dolor en sus manitos no lo dejaban—. Ten.

—Gracias, hyungcito.

—Solo espero que puedas dormir esta noche, es mucha azúcar... —el rubio lo miró con un semblante serio, pero se fue en cuanto vio que la bolsa de hielo, ya cubierta por una toalla de manos que estaba en el auto, era para él—. Es que... te golpeaste muy fuerte.

—Sí, lo hice, no lo pude controlar... ¿Y su manito?

—Está bien, acostumbrada a esos golpes... pero tú no, así que ponte hielo donde te duela.

Lee arrancó el vehículo, en dirección a un lugar que no iba desde hace mucho tiempo. Si a él lo tranquilizaba luego de las peleas que tenia con su padre cuando iban de visita, sabia que la calma de aquel lugar, haría efecto en Jisung, y por ende, de nuevo en él.

—Raro que no me hayas preguntado a donde vamos —mencionó el mayor, luego de largos minutos, en donde solo se dedicaba a ver el final del capitulo de los Ositos Cariñositos.

—Si es contigo, se que voy a estar bien, así que no hay necesidad de preguntar.

Aquello logró que una sonrisa se colocara en el rostro del pelinegro.

Entró por un camino lleno de árboles y Jisung pudo ver al final un pequeño lago, emocionándose, porque le hacia acuerdo a un lugar al que ya habían ido antes, también, por culpa de Yunho.

—Ten cuidado al bajarte, llovió así que hay un poco de barro. ¿Quieres ir al muelle? no es como el otro, pero al menos es algo...

No recibió respuesta, sino que el menor salió corriendo, haciendo caso omiso a lo que le pidió anteriormente. Se olvidó completamente, que cuando llovía, Jisung no era de esquivar los charcos, sino de saltarlos, así que era lo mismo con el barro.

Negó para sí mismo y salió del auto, acercándose rápidamente al rubio, quien ya se había sentado al borde del muelle. Sin embargo, él no se sentó a su lado, sino atrás, para abrazarlo por la cintura y dejar su mentón en el hombro. 

━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora