☆ ᴄɪᴇɴᴛᴏ ᴠᴇɪɴᴛɪᴛʀᴇs

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Había algo distinto y eso era que el sol no centellaba en su máximo esplendor, sin embargo, a Jisung le costó poder abrir sus ojitos, porque aun se sentía cansado. Dio vueltas y vueltas sobre la cama, sin encontrar una posición cómoda, así que eso lo llevó a que se sentara, con una mano refregándose uno de sus ojos, como si de esa manera se iba a despertar mejor.

Fue directo a ver su celular y notó que eran las diez y media de la mañana, es decir, que no se despertó a las nueve, por ende, estaba atrasado en su rutina. Aun así, lo que mas le preocupaba era lo mal que se sentía, porque estaba algo mareado, y a esto sumándole, que Minho no estaba en la habitación, ni siquiera estaba su reloj o celular, lo que explicaba la puerta entreabierta.

Sus ojitos comenzaron a arder, hasta el punto de que estaba derramando lágrimas a lo loco, ¿acaso lo habían dejado solo? ¿por qué? 

Trató de limpiarse la cara cuando percibió que estaba caliente, a lo que se resumía en una fiebre, pero no sabia el por qué, solo ayer estuvo en la playa, mojado hasta que le dio frio, ¿pero eso era suficiente para que se enfermara?

Eso no era lo que le importaba, solo quería saber donde estaba su hyungcito y sus amigos, porque no se había despertado con las risas, como el día anterior, todo era silencio, y eso lo estaba asustando.

Sin embargo, decidió salir de la habitación en busca de alguien. Bajó con cuidado, no era la misma escalera de su casa y eso lo abrumaba un poco, porque debía ir tomado de la barra, sin saber cuantos centímetros tenia de ancho, por eso no se confiaba, y menos ahora que estaba con fiebre. La sala tampoco estaba en camino recto, sino que debía doblar hacia la derecha y pasar por un umbral. Fue ahí cuando vio a sus dos amigos mirar algo en la televisión.

—¡JiJi! —ambos se levantaron del sofá preocupados. Corrieron hasta el menor, quien estaba con lágrimas en sus ojos y lo abrazaron fuertemente—. ¿Por que lloras, te duele algo? —preguntó Jeongin, pero no obtuvo respuestas, así que pasó sus manos por el rostro y cuello del ajeno, corroborando su duda—. La fiebre no bajó.

—Vamos al sofá Sunggie, no te hace bien quedarte aquí parado.

El rubio entendió y agradeció en un susurro el hecho de que los dos lo hayan ayudado a que se sentara, y no solo eso, sino que Jeongin lo abrazó para que se tranquilizara. Pero la verdad era que no podía, ¿dónde estaba su hyungcito? no importaba si no podía abrazarlo, solo quería saber donde estaba, porque se había ido muy de repente.

—¿Por qué lloras? —volvió a preguntar Felix, mientras le acariciaba el cabello, sin embargo, abandonó aquellos movimientos para cambiar la película de terror que estaban viendo, eso a Jisung no le hacia bien.

Escuchó la canción de los Ositos Cariñositos y pudo dejar su atención allí, en un capitulo que había visto, pero no se acordaba de algunas cosas, producto de la fiebre, porque sino, estaría diciendo hasta los diálogos. Pero no, estaba ahí, hecho bolita y disfrutando de algo que veía mientras todo daba vueltas y de las caricas que sus amigos le propiciaban.

Habían pasado los minutos, tanto, que no se había dado cuenta de que estaba lloviendo casi torrencialmente. Por un momento se calmó y sus lágrimas no se deslizaban por sus mejillas, hasta que recordó que no había visto a su novio, por ende, se deshizo de su posición y miró a sus dos amigos preocupados.

—¿Mi-mi hyungcito? ¿porque no esta aquí? —miró a Felix con sus ojitos aguados, sin saber porque no le respondía—. ¿Dónde está?

—JiJi tranquilo, no tienes por qué llorar —dijo, mientras le limpiaba el rostro—. Solo fue a la farmacia a comprar un termómetro para ti.

—Hyunnie y Changbin fueron también, porque pasarían por una cafetería a  comprar un cheescake y alguna que otra cosa —agregó Jeongin, obteniendo la mirada de Jisung enseguida.

━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora