☆ sᴇsᴇɴᴛᴀ ʏ ᴄᴜᴀᴛʀᴏ

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La noche había caido y consigo un muy cansado Minho. El entrenamiento lo agotó demasiado y ver una pelicula con Jisung en su pecho, con la excusa de "me quedo porque no quiero que estés solo", fueron suficientes para que toda su energía se drenara. Más porque descubrió que aquel enano gruñón le daba demasiada paz.

Estando con él sentia como el humor mejoraba y era alguien distinto. Que los problemas con sus padres y estos mismos no existian. Que nada a su alrededor existia; solo eran ellos dos, y eso le gustaba.

Le encantaba.

Sin embargo, el sueño se había esfumado como el pastel de chocolate que le comió a Jisung, cosa que recibió un pequeño golpe y luego un puchero, para después decir tiernamente "haré más". Y así fue, aprendió como se hace el pastel, pero no tenía nada de divertido hacerlo, pero sí ver como lo hacía el pequeño rubio.

El mismo, estaba durmiendo plácidamente o eso pretendía hacer. Jisung abrió sus ojitos, totalmente abrumado por el sueño que tuvo, aún así no emitió ruido, pero en cuanto vio el cuerpo de Lee dado vuelta, no dudó en abrazarlo. Pasó su brazo alrededor de su torso y dejó su mano junto a la de Lee. Disimuladamente comenzó a dejar el dorso dentro de la palma, sintiendo como el calorcito de la mano ajena, abrazaba a la suya. Aún así, tampoco pudo evitar comenzar a jugar con los dedos del mayor. Apretaba delicadamente sus uñas, quería despertarlo o mínimo que de la vuelta para así quedar sobre su pecho, pero a la vez no quería interrumpir sus sueños. ¿Quién sabía lo que quería?

Minho sonrió, estaba enternecido por la manera en que los deditos del rubio se colaban por sus manos y las acariciaban. Pero frunció su ceño al darse cuenta que debía estar dormido, o balbuceando, o algo, pero totalmente dormido.

—¿Qué haces despierto, Jisung? Es tarde —dijo, sintiendo como la voz le raspaba la garganta y en como los movimientos del menor se detenían.

—¿Usted también lo está? ¿Tuvo un sueño feo, hyungcito? —hizo un puchero, esperando que el mayor le diera un besito como solia hacer, pero se enojó consigo mismo porque sabía que no lo podia ver.

Aún así, Minho se dio la vuelta y se acomodó para poder ver a Jisung con su rostro totalmente dormido. Lindo.

—¿Tuviste una pesadilla?

—Algo así... No sé como llamarlo, fue desesperante... Fue realmente feo.

—Oh, bebé, ¿Qué fue? —preguntó, acariciando las mejillas y dandose cuenta que estas estaban calientes y sonrió, aunque, debido a la luz tenue, no podia ver su rostro totalmente rojo.

—Recuerdo que... —dijo pensativo—. Me desperté como un dia normal, pero no estaba mamá, ni siquiera Felix o Jeongin en su casa. Fui a la escuela, tampoco habia nadie. Las calles estaban vacías... ¡Nunca pensé que podia soñar con un apocalipsis zombie, ni que yo fuese el último sobreviviente! ¿Pero, sabes cual fue lo peor?

—¿Qué cosa? —largó una risita mientras le corría un pequeño mechón de pelo, así no le molestaba al contar su sueño.

—Me puse un poco triste, y cuando me pongo triste, como dulces y fui a la confiteria... ¡Había muchos dulces y me puse feliz! Pero busqué por todas partes los de sandia... ¡Y no había! —lloriqueó—. No había, hyung... ¡Los zombies se los comieron! No se vale, no me dejaron ni uno solo.

Se sentó en la cama y cruzó sus brazos, totalmente enojado por el sueño y por las risotadas que Minho largaba.

—Lo siento, bebé, pensé que ibas a decir que te comieron o algo, pero sí, comerse los dulces de sandia es un crimen imperdonable —dijo, mientras se ponia en la misma posición que el menor—. Ven acá, y no me frunzas así el ceño que te ves tierno.

━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora