☆ ᴄɪᴇɴᴛᴏ ǫᴜɪɴᴄᴇ

11.6K 1.1K 916
                                    


Jisung salió casi volando del auto para adentrarse a la casa, siendo seguido silenciosamente por Minho.

Habían merendado, pero a qué costo, si ni bien llegó de la cafetería y después de darle la golpiza, Jisung fue directamente a observar sus manos, como si hubiese sido por inercia, como si hubiese sabido que la excusa para irse del hospital, sea el ir a comprar la comida, justamente para golpear a Wonwoo. No hubo sermón, no el típico de amor y paz, lo único que hubo, y aún hay, es enojo, silencio.

Y eso le dolía más que cualquier otra palabra.

Así que cuando ingresó a la habitación del menor, lo vio, abrazando a Gruñosito y a Revoltosito, sabía que no solo estaba enojado, sino triste. Pero sinceramente, a Minho le importaba casi nada, porque sabía que se merecía esa golpiza. Inclusive otra.

—¿Puedo acostarme contigo? —preguntó, sintiéndose totalmente incómodo ante el silencio. Sabía que iba a decir que sí, aún así, prefería preguntar antes que alterarlo por algo insignificante.

—Sí, y me va a dar su manito lastimada, es una orden.

—De acuerdo, capitán.

Prendió el aire acondicionado y lo dejó en una temperatura moderada, ya que solo era para enfriar el cuarto, parece que la golpiza le dio más calor de lo que pensaba.

Minho se acurrucó a su lado y pasó su mano vendada sobre el estómago, observando como la envolvía con sus manitos, para llevarla hacia sus labios y dejarle un beso. Le recordó a la primera vez que le dijo, que todo con amor se cura, así que no tardó en dejarle él, un beso en el bracito que más tenía alcance, y dejarle otro en la mejilla.

—Sé que estás enojado conmigo, por eso no me hablas, solo voy a decir, que se lo merecía.

—Lo sé, lo que hizo es muy feito y me duele, pero no quiero que usted se lastime, por eso estoy enojado.

—Ji... Si estás enojado conmigo, ¿por qué estoy aquí y no en el rincón castigado? Como por ejemplo. Igualmente, es un ejemplo, no idea... No, no lo tomes como una idea —Jisung largó una carcajada, volviendo a estar serio enseguida y dándose la vuelta.

—Estoy enojado con usted, no con su manito. Ella necesita mucho amor para que sane.

—¿Eso significa muchos besitos? —preguntó interesadamente, con una ceja en alto que Jisung no vio, por cuidar de la manito ajena.

—Tal vez... —susurró, sintiendo como el sueño estaba picando sus ojitos, a pesar de ser solo las siete de la tarde.

—¿Cómo así?

—Solo serán besos en su manito, y nada más que ahí. Acepte las consecuencias, hyungcito.

Lee largó un silencioso suspiro y atinó a recostar su cabeza sobre la de Jisung, sintiendo como la mejilla del ajeno estaba caliente. Lo abrazó como pudo, puesto que le quitaría la posición de su mano solo para pasarla por su abdomen y abrazarlo con fuerza, así que lo hizo como pudo.

—Dime los sermones que quieras, niño, pero no iba a dejar que ande por ahí tranquilamente, y mucho menos cuando trató de vi... —se detuvo ahí mismo, y jamás dudó de sí mismo como ahora.

¿Debía contarle qué era lo que le quería hacer? Negó para sí mismo, no ahora.

—¿Qué? ¿Habla de robarme los pantalones o las quemaduras?

—De los dos. Es algo grave, muy grave lo que hizo, y puede ser que mi justicia por mano propia, no fuese del todo reconfortante, pero estoy bien, solo porque tú estas bien —le dejó otro beso en su mejilla, sintiendo como esa zona esa abultaba, porque una sonrisa se formó en su rostro.

━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora