☆ ᴄᴜᴀʀᴇɴᴛᴀ ʏ sᴇɪs

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Se sentía vacío.

En realidad, no sabía cómo se sentia, pero creía que eso era lo más cercano. Estaba acostado en su cama, eran las tres de la tarde y la falta de paciencia lo ponía de mal humor. Ya era sábado, y solo faltaban dos horas para las diecisiete de la tarde, es decir, faltaban dos horas para poder ver a Jisung, va, si es que eso era posible.

Lo pensó, solo iría a hablar con su madre, si lo dejaba para después, probablemente nunca más la encontraría por sus horarios de trabajo. Claramente, eso es una excusa: necesitaba verlo con todas sus fuerzas.

En el día de ayer no fue a clases, por ende, tampoco lo vió. Se acostumbró a su presencia, su repentina aparición por todos lados, que ahora, no podia apagar su celular para dejar de ver la última conversación que tuvieron por chat. "Minho hyung, ¿nos podemos encontrar en algun lugar?" Era lo último que estaba escrito, no le respondió, quizás así no metería la pata, pero ebodentemente, metió las dos.

Lo jodió.

Jodió todo lo que le hacía bien. Su sonrisa, su brillante personalidad y su energía... Todo lo echó a perder. ¿Lo había hecho mal? Claro que sí, ¿Pero qué le quedaba? ¿Que su padre le ponga las manos encima? No, era mejor que lo lastimara él, que lo apartara, que... ¿Por qué diablos tuvo que crecer en una familia así? Envidiaba a Changbin. Su familia lo apoyaba en todo, no importaba la persona que llevará a cenar, sus padres siempre estaban con una sonrisa.

Pero los suyos no eran así, y lo aceptó desde muy pequeño, quizás por eso se rehusaba al amor, porque sabía que no iba a tener apoyo.

Iba bien. Todo su plan iba jodidamente bien, hasta que llegó un niño, con su cabello más dorado que el dorado mismo, con cosas en el pelo, hasta diademas de orejitas y le dió vuelta, no solo el plan, sino su vida. ¿Cómo haría para solucionar todo? Porque estaba más que claro que Jisung no le iba a perdonar de una.

O quién sabe, Jisung es una caja de sorpresas.

Su corazón palpitó con desespero, Han estaba en linea. Las ganas de mandarle un mensaje estaban allí, pero no sabía qué escribirle. Sin embargo, el en línea desapareció, así como sus ganas de seguir existiendo.

Largó un suspiro, ¿cómo dejó que ésto pasara?

Idiota, idiota, idiota.

Un par de golpes suaves en la puerta y luego vió a Changbin entrar. Dejó su celular por algún lado de la cama, sintiendo como el sueño lo inundaba por completo, esperaba poder dormir al menos media hora de lo que no pudo dormir en la noche.

—Felix dice que Jisung está muy feliz en su dia, aunque a veces ve como su sonrisa desaparece y sus ojos se colocan rojos, pero que logra ocultarlo.

—¿Y que quieres que haga?

—Que levantes el culo, Lee. Que Hables con su madre acerca de la amenaza y hagas algo con respecto a Jisung —se apoyó en el marco de la puerta, dejando sus ojos en el rostro triste de su amigo.

—Lo sé, estoy pensando en qué hacer.

—Primero, báñate, huele a muergo aquí adentro y segundo, piensa en un regalo para él. Si él te invitó, es porque en serio  quería que estés alli. Porque a mi, siendo novio de su mejor amigo, no me dió ni un sticker —bufó, mirando sus uñas recien cortadas.

Minho sonrió.

—Yo huelo bien, quizás eres tú.

—Sí, ajá. Báñate, por favor —pidió y salió de la habitación.

 Báñate, por favor —pidió y salió de la habitación

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━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora