☆ ᴄɪᴇɴᴛᴏ sᴇɪs

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El silencio que Minho estaba provocando en ese momento, lograba que toda inseguridad en Jisung, se apoderara de su decisión.

Él ya no tenia nada para decir y viendo que Lee no tenía respuesta, suponia que eso era un no. Así que como pudo, salió de entre sus piernas y se levantó, dispuesto a marcharse, al menos al auto. Sin embargo, el mayor lo detuvo, tomándolo del brazo y acercándolo a él de un tirón para poder tomarlo de la cintura.

—Claro que quiero acariciarte con mis manitos.

—¿Entonces por qué no dijo eso antes, hyungcito? —sus ojos se aguaron y un pequeño pucherito se asomó por sus labios, estaba algo triste—. Me cuesta mucho decir esas cosas y cuando me animo, suelo ser muy directo. Pensé que iba a decir que no, que no le gustaba mi cuerpito o...

—Hey, no hay nada más que ame en este mundo que a ti, y todo tú. ¿Entendido? Solo que me tomó de sorpresa, se que eres directo, pero casi me voy a otro mundo cuando me preguntaste si quería follar. Si me lo vuelves a preguntar, la respuesta sería sí. Y no tiene por qué ser hoy, eso lo sabes, solo quiero que estes seguro y te sientas cómodo, que no hagas nada por presión.

—No hago nada por presión... Estuve investigando y...

—Ah, con razón, de ahí vienen los gemidos que escuché en el baño.

Y fue Jisung quien palideció, si bien Minho estaba detrás de la puerta cuando la abrió, no dió señales de haber escuchado, solo tenía una sonrisa, pero como es la que siempre llevaba, no asoció la idea de que fuese por ello. Sus mejillas enrojecieron y lo único que hizo fue salir carriendo hacia el auto, seguido por Lee que se desinflaba de la risa.

—Espera, ahí te abro —avisó, elevando las llaves del vehículo para destrabar las puertas, ayudando a Jisung para que se escondiera.

Largó un suspiro y sonrió, todo le parecía tierno.

Minho también se adentró en el interior, sentándose y colocando la llave donde iba, pero sin encender el auto y solo lo miró, observando detalladamente como respiraba agitado porque le costaba correr en la arena, y en como sus mejillas se volvían cada vez más rojas de la vergüenza.

—No me gusta que te ocultes... No cuando haces cosas que la gente normal hace. No está bien mirar pornografía, pero todo el mundo mira, y viendo que era para saber si estabas listo, es totalmente válido, bebé. No temas, nadie te dirá nada, ¿sí?

—Pero es que... Ya fue mucha valentia por hoy... ¿sabe cuánto me costó decir aquellas palabras? Mucho, y eso que no lo pensé tanto, si lo hubiese hecho, no estariamos aqui en el auto sino, sentados en la arena... lo siento, hyungcito.

Se descalzó y subio sus pies para acurrucarse, contra el asiento, esperando que su nerviosismo bajara y su corazón termine de palpitar así de rápido.

Minho pensó y se giró un poco, estando recostado sobre el asiento y la puerta, teniendo vista perfecta hacia Jisung, mientras se acariciaba los labios, alzó una ceja.

—Si eso que dijiste te costó mucho, no me imagino lo que dirías con algo que no te cueste.

—¡Hyungcito! —exclamó, alargando la última vocal, queriendo que de esta manera se olvidara de todo lo dicho.

—Hey, bebé —se acerco a él y le dejó tiernas caricias en la espalda, logrando poco a poco que Jisung entrara en confianza de nuevo, lo supo cuando por fin pudo encontrarse con sus ojitos—. Eres muy lindo, ¿lo sabías? Me causas ternura.

—¡No es justo!

—¿Por qué? Es lo que más se acerca a lo que siento cuando te pones así, porque no me enoja, ni me da vergüenza, ¿que quieres que diga?

━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora