☆ ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ ʏ ᴜɴᴏ

19.9K 2.1K 1.6K
                                    

Sus fosas nasales se llenaron de un aroma peculiar, uno dulce y rico, lo que supuso que era el perfume del menor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sus fosas nasales se llenaron de un aroma peculiar, uno dulce y rico, lo que supuso que era el perfume del menor. Lo conocía porque desde que entró a su habitación, el olor estaba por todas partes, por ende, llegó a una conclusión: o usaba mucho desodorante de ambiente que hasta se le pegó o se hechaba todo el frasco del perfume encima. Y lo peor era que le gustaba. No solo ese aroma, sino la sensación del labial sabor a sandia se habían metido tanto en su cabeza que lo necesitaba. No importa para qué, solo lo necesitaba.

Como necesitaba besarlo en este momento, pero la sensación que producía el cuerpito de Jisung junto al de Minho, era inexplicable. Le gustaba, carajo, le gustaba tenerlo cerca y si no lo tenía, pensaba en que diría o que haría. Le gustaba besarlo, hasta al punto de hincharle los labios o dejarlo hecho un desastre.

¿Qué diablos le estaba pasando?

Pensó en alejarlo y salir corriendo, sin embargo, el cuerpito de Jisung templando lo saco de sus pensamientos y lo abrazos, ¿cuánto tiempo estuvieron abrazados? O más bien, ¿hace cuánto no pestañeaba por la repentina y sorpresiva acción del rubio?

—¿Te encanta cagarte de frío, verdad? —preguntó, para evadir sus propios sentimientos que comenzaban a salir a flote.

—No... aunque el invierno me gusta mucho. Demasiado para ser sincero, pero hyung... no intente entablar una conversación, sigue sin entrar a mi casa.

—Ja, ja, ja, me saliste chistoso. Entremos que quiero mi chocolatada —dijo a punto de sonreir.

Lo tomó de los brazos y lo apartó suavemente. Sus ojos se desviaron hacia la boca ajena, contemplando lo rosados que eran sin el labial, y las ganas de besarlo aumentaron, llegando a otra conclusión y sintiéndose como si hubiera chocado contra un iceberg: le gustaba sus labios con el brilloso labial, pero le gustaba sus labios sin nada.

Hizo caso a sus pensamientos y apartó sus manos de los costados del torso y las llevó hacía sus frías mejillas y se apresuró en unir sus labios, sintiendo lo mismo que sentía cada vez que los besaba. No había diferencia: no era el labial, eran los labios.

—No debes creerme cuando digo cosas sin sentido, no te odio —aseguró, con su corazón latiendo y acariciando el rostro del contrario.

—Lo sé... sé que aún no está listo para decir lo que siente...

Jisung lamió sus labios ya húmedos y apartó las manos de Minho, para enlazar sus dedos. Estaba a punto de dejar sus sentimientos en las palmas del malhumorado de Lee Minho. Solo quería que esto funcione como una ayuda para el mayor, para que también pueda encontrar sus sentimientos y que sea capaz de admitirlo. Quizás no sea ahora, pero esperaba que en el futuro, pudiera identificar qué era lo que sentía.

—Entonces le diré qué es lo que siento yo... —agachó su cabecita porque no podía seguir viendo los ojos oscuros del mayor—. A pesar que en el principio me trató un poquito mal y me hizo llorar, cosa que debe manejar hyung, porque así no iremos a ninguna parte... me gustas, desde el primer momento en que lo vi, me parecio muy bonito y... y...

—Entiendo —lo interrumpió, logrando que por fin levantara la mirada—. ¿Pero sabes algo? Debes aprender a besar mejor, aún me muerdes bastante.

—¿Entonces por qué sigue besándome? —preguntó totalmente confuso por el cambio de tema—. ¿O no tiene a nadie que le cumpla los caprichos?

—¿Yo, caprichoso?

—Sí, tú, ¿qué es eso de "debes aprender a besar mejor"? Ni que fuera el mejor besador del planeta.

—Lo soy.

—Encima de caprichoso engreído.

—¿Me acabas de llamar engreído? —soltó indignado.

—Sí, ¿no me escucho? ¡Engreído, engreído, engreído! —exclamó en un grito, llamando la atención de una vecina que curiosamente salió a barrer.

—Sí, pero no escuché un "me gustas, hyung" —sonrió con sorna ante el bufido del rubio.

—Porque nunca lo dije.

—Pues dilo.

—No.

—Vamos.

—Y después dice que no es caprichoso. No le diré eso porque no ha dicho lo que siente por mi.

—Solo dilo —insistió—. Una vez.

—Nop, ¿qué no dijo que tiene muchas personas detrás? ¿Por qué no se lo pide a ellas? —inquirió Jisung con las cejas levantadas.

Minho se mordió los labios y soltó las manos contrarias para sujetar la pequeña cintura con fuerza y pegarlo a su cuerpo, solo para ponerlo aún más rojo.

—Te quiero a ti, no a ellas. Eres un cerebrito, pero hay cosas que aún no entiendes. Y lamento si soy bruto con las palabras, no conozco otra forma.

El rubio negó con su cabeza y notó como la vecina estaba barriendo ya hace bastante, por ende, decidió entrar, pero ni bien cerró la puerta, corrió hacia Minho para abrazarlo nuevamente. El calor se adentraba poco a poco en ambos cuerpos, no solo por la estufa que estaba cerca, sino porque otra vez estaban perdiendo la noción del tiempo abrazados.

Me gustas, hyung —susurró sabiendo que lo escuchaba.

Pero no sabía lo grande que era la sonrisa del pelinegro, una que duró varios segundos.

Pero no sabía lo grande que era la sonrisa del pelinegro, una que duró varios segundos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Espero que les haya gustado 💞💞

━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora