☆ ᴄɪɴᴄᴜᴇɴᴛᴀ

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—¿Por qué sus amigos me hacen ésto? —preguntó con su voz rota.

Minho no supo qué contestar, solo siguió desinfectando la herida en la mano de Jisung, que se ocasionó por la caida. Era un corte feo, pero no necesitaba puntos, igualmente, la idea de llevarlo al hospital fue dicha, pero fue el menor quién nego, alegando que estaba bien.

Sin embargo, sabía que eso no era cierto.

Estaba claro que el tema de las palabras lo tenía que practicar seriamente, porque eso de no tener qué contestar o que las mismas palabras se queden en su garganta era un fastidio, y más porque necesitaba ser claro. Pero por arte de magia, abrió la boca y cada idea, cada pensamiento, salió a la luz.

—No son mis amigos, Jisung. Y respondiendo a tu pregunta, tampoco sé porqué te tratan así, pero acabará.

—Llevan años molestándome, ¿de un día para el otro cambiará? A veces la idea de cambiarme de escuela es muy fuerte, pero también es muy probable que me molesten ahí —confesó cabizbajo.

—No tienes que ser tú el que se vaya, lo harán ellos, no te preocupes —tomó una venda y comenzó a pasarla alrededor de su mano—. Trata de limpiarte la herida cada ocho horas, una vez me lastimaron así y el doctor me dijo lo mismo.

—¿Lastimaron? ¿Quién lo lastimó? —levantó su cabeza, mirando los ojos negros de Minho.

Tragó saliva, dándose cuenta que metió la pata al decir eso. Estaba claro que no diría que fue su padre, entonces mintió.

—En básquet, alguien me raspó con sus botines y me cortó, nada grave —el rubio asintió, para nada convencido—. ¿Tú... Tú tuviste un ataque de pánico, verdad? Como el que tuviste en la confitería.

Jisung volvió a bajar la mirada, siendo imposible aguantar como los orbes de Lee lo miraban. Sus ojitos brillaban tanto que no quería volver a caer. No respondió, simplemente asintió.

—¿Desde cuando los tienes?

—Desde siempre —susurró, queriendo que esa conversación acabara lo más pronto posible.

—¿Y el miedo a la oscuridad?

—Desde que sus amigos me metieron en un cuarto oscuro en primer año. Siempre fueron así, metiéndose conmigo cuando yo nunca les he hecho algo malo, ¿cómo pudes decir que se acabará?

—Porque me haré cargo de que eso pase.

—Deje de ilusionarme, ¿no le quedó en claro lo que le dije ayer? ¿O el viernes? ¿Tan terco es, hyung?

—Pero te gusta este terco, ¿no es así?

Jisung retrocedió lo que pudo, estaba sentado en el sofá, con Minho en cuclillas adelante, asi que eso no funcionó como esperaba.

—Jisung, ¿te sigo gustando?

El rubio se quedó callado, siendo imposible que la tristeza no golpeara su cuerpo. Las lágrimas no tardaron en llegar, bañando sus mejillas rápidamente.

—Me hizo mucho daño, hyung... Y aunque quiera, no puedo alejarme, pero prometo que eso sucederá, llegará el día en que no sienta nada por usted. No habrá más trabajos que hacer, no más dulces, abrazos, ni besitos... no habrá Jisunggie atrás de Minho hyung.

Lee Levanto ambas manos, sorprndiendose por el leve temblor que éstas tenían, y las dejó sobre sus mejillas. Limpio cuidadosamente las dos, tratando de dejarlas sin rastro alguno de las lagrimas, pero esto era inevitable, ya que caían como cascadas, logrando que su corazin palpitara con desespero, como si estuviese sintiendo la misma tristeza que Jisung.

━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora