Deseo reprimido

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Las primeras señales del amanecer aparecían a través de las cortinas, pero Regina ya se había despertado minutos antes, tras un movimiento delicado de Emma sobre su pecho, recostada pacíficamente allí donde se había acostumbrado, los senos de la morena. Ella acariciaba lentamente los cabellos largos de la muchacha, pensando en escribir una escena como aquella, o parecida a lo que había vivido en la cama con Emma. Durante unos minutos, se olvidó completamente del marido infiel y del cuadro que, supuestamente, él había pintado para alguien que había vivido en aquella casa. Belle le había dicho algo sin fundamento, sin embargo, Regina no quería dudar de la empleada, no había motivo siquiera para dudar de ella. Entonces, ¿a dónde había ido a parar el cuadro del pájaro? Regina estaba de nuevo en la casilla de salida como la noche pasada, y eso la había dejado tan perturbada que no pudo aprovechar sus valiosas horas con Emma.

La noche anterior, habían subido tras aquella conversación sobre las fotos de la familia Swan. Después se acostaron y ahuyentaron el frío con besos y caricias maliciosas, que acabaron en otra madrugada de amor, solo que no había sido tan placentero para la escritora, y en su interior se sentía culpable por ello.

Regina sabía que el reloj de la cabecera tocaría dentro de una hora, y Emma iba a levantarse para ir a trabajar. Con cuidado, dejó a Emma tapada con el edredón que compartían y buscó el albornoz en el baño para taparse. Lo encontró detrás de la puerta del cuarto de baño, y no pudo evitar ver su reflejo en el espejo, pero no solo observó eso.

En el baño había un espejo cuya moldura estaba rodeada con débiles lamparitas, una piedra de mármol sobre una encimera y el resto que todo baño convencional posee. Sobre la encimera, frente al espejo, Regina encontró la caja de tinte para el pelo que Emma usaba. Tenía que ser una tortura para ella parecerse a la madre, por todo lo que tal mujer le había hecho pasar. Probablemente esa fue la única alternativa para librarse de la semejanza, y ni por esas Emma consiguió escapar a la fama de la madre, pensaba la escritora. Y reflexionando sobre la historia de Emma, Regina cogió prestado el cepillo de dientes de la joven y se limpió la boca, apoyando una mano en la pieza de mármol, viendo cómo el agua se iba por el desagüe.

Regina dejó el cuarto y bajó de puntillas las escaleras de madera. Invadió la cocina, buscando lo que necesitaba para llevarle a Emma el desayuno a la cama. Hizo todo como mandaba el guión: la manzana cortada por la mitad, el vaso de jugo, un par de bizcochos de chocolate, las tostadas con mantequilla y un pedazo de queso. Estaba poniendo todo en la bandeja, sintiendo una alegría espontánea y sonriendo involuntariamente ante la comida que le llevaría a Emma. Se sentía como si no necesitara ser Regina Mills, como si su vida con Emma fuera nueva y pudiera despertar todos los días para hacerle el desayuno, despertarla con un beso y escribir durante el resto del día teniendo a la muchacha como inspiración. Regina volvió a subir las escaleras soñando con el día en que viviría su final feliz al lado de Emma, y tarareando para ella "My heart will go on" por todo el pasillo.

Entró en el cuarto, vio a Emma aún acostada, pero se había movido, pues los brazos estaban subidos hacia la cabeza y los pechos aparecían por encima del borde de la sábana. Aún así, Regina resistió al impulso de volver a meterse bajo las sábanas, en vez de eso, colocó la bandeja al lado de la muchacha y besó su cabeza. El suave ruido hizo que Emma abriera los ojos, asustada, buscando los de Regina inmediatamente.

‒ Buenos días‒ dijo la mujer, sentada a su lado en la cama

Emma le dejó una caricia en el hombro sobre el albornoz.

‒ ¡Qué susto! Pensé que te habías marchado.

‒ Jamás me iría sin despedirme.

‒ Ahora que estás conmigo, sé que no lo harías, lo sé‒ Emma rio levemente. Observó que Regina estaba vestida con el albornoz que le gustaba llevar y que había sido de su abuela, le sentaba bien a la morena ‒ Te queda bien.

Íntimamente EmmaWhere stories live. Discover now