Lo siento, Colibrí

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David, al mirar a Emma, sintió su corazón afligido. ¡Ella es tan joven! La quiero como a una hija. Soy el único en quien ella confía. Pensó en qué reacción habría tenido si eso mismo le hubiera sucedido a un hijo o hija de verdad. Tendría que entenderlo. Quizás fuera doloroso, porque es difícil para un padre ver a sus hijos siguiendo caminos diferentes a los esperados para ellos. Pero nadie tenía derecho a escoger por los hijos, y la función de los padres es amarlos, sean cuales sean las elecciones que ellos tomen. David pensaba en sus padres. Recordó a su hermana y la decepción que ella causó a la familia antes de que Emma naciera y, aún así, la matriarca Swan nunca dio la espalda a Ingrid cada vez que regresaba.

Tras unos segundos en silencio, Emma le dirigió una mirada de alivio. Ella se había sacado un peso de los hombros y David estaba feliz de que hubiera confiado en él. Acarició el rostro de la muchacha, enjugó una lágrima solitaria de su mejilla y quiso decirle que entendía.

‒ Entiendo, hija mía. No escogemos de quién nos vamos a enamorar.

Emma suspiró.

‒ Tenía miedo de ser una decepción para ti

‒ Hija, estoy mucho más tranquilo por haberme confiado eso‒ hizo que ella se sentara de nuevo‒ ¿Puedo saber quién es esa mujer?

Emma dudó, no quería decirle que estaba enamorada de la esposa del famoso pintor que se había mudado a la ciudad recientemente. Regina aún estaba metida en el divorcio. Confiaba en el tío, pero de momento solo pensaba en proteger el nombre de la escritora.

‒ No puedo decirte quién es ella. Solo puedo contarte que dentro de algunos meses dejaré la ciudad con ella. Ese día sabrás quién es y lo que hace. Te lo prometo.

David frunció el ceño, confuso

‒ ¿Por qué vas a dejar la ciudad?

‒ Sabes que desde siempre la gente de aquí me compara con mi madre. La mujer que amo está dispuesta a comenzar una vida conmigo lejos de aquí, porque esta ciudad tampoco es sitio para ella‒ decía Emma en un tono lo más pacífico posible.

‒ Ahora entiendo. Puede ser la mejor opción‒ reflexionó David

‒ Es la mejor opción‒ confirmó Emma ‒ Aún existe un detalle que tiene que ser resuelto, así que en cuanto ella finalmente se libre de ese detalle, nos vamos juntas.

David intentaba no preocuparse, pero tenía que hacerle una pregunta a Emma.

‒ Emma, ¿no estarás relacionándote con esa mujer por solo querer salir de la ciudad, no?‒ esperó con ansias la respuesta.

La cara que puso dejó de manifiesto que se había sentido ofendida.

‒ En absoluto‒ respondió enérgicamente‒ Me he enamorado de ella de verdad

‒ Comprendo. Pero, ¿y si algo sale mal y no consigue resolver lo que tiene que resolver y no te marchas? Tengo miedo de que te decepciones, hija.

Emma respiró hondo, sacudió la cabeza negándose a aceptar lo que el tío suponía

‒ Ella nunca me decepcionaría. Ya es suficiente con todo lo que he pasado con la gente de aquí. No confío en otra persona como confío en ella, a no ser en ti que eres de la familia, pero ella, no puedo no creer en lo que hemos planeado hacer juntas.

Él asintió, mientras miraba sus manos, pensando en lo que había llevado a la sobrina a tomar una decisión tan importante.

‒ No hay como volver atrás, ¿no? Estás de hecho decidida a marcharte

Íntimamente EmmaWhere stories live. Discover now