chapter LI

1.2K 122 67
                                    

Desgraciadamente, mis armas no había sido suficientes para contentar a la comunidad que nos estaba apoyando

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Desgraciadamente, mis armas no había sido suficientes para contentar a la comunidad que nos estaba apoyando. Querían más, porque eran mucho más que nosotros. Los necesitábamos desesperadamente, y ellos lo sabían, por eso no dudaban a la hora de exigirnos más cosas. Era lo lógico dada la situación, sin embargo, razonarlo no evitaba que sintiera cierta irritación hacia ellos.

Jesús plantó un beso en mi cabeza antes de saltar el sofá para sentarse a mi lado. Hizo rebotar los cojines, y un par cayó al suelo, pero poco nos importó. 

— ¿Puedo escucharte? —señaló la guitarra en la esquina del salón, justo el punto que llevaba mirando a saber cuánto tiempo.

— Ni de coña. 

Sonrió rodeándome el hombro con su brazo.

— Aún recuerdo cuando te enseñó. —nuestras miradas nostálgicas se cruzaron ante el recuerdo de Daniel— Eras horrible. —soltó con burla rompiendo la tristeza del momento.

Negué con la comisura del labio amagando con estirarse.

— ¿Crees que debería haber dejado sus cosas allí? —pregunté. Al momento sentí como negaba a mi lado— No sé qué hacer con ellas. —miré su chaqueta en un rincón, y desvié la vista hasta su mochila plagada de cuadernos y libros— Llámame sensible, hermanito, pero no me veo capaz de deshacerme de nada suyo.

— Te ayudaré a guardarlo. —me apegó un poco más a su cuerpo— ¿Te instalarás aquí?

Miré a mi alrededor, con los recuerdos de Thomas amontonándose en mi pecho.

— Ojalá lo hubieras conocido. —murmuré muy bajito, pero él alcanzó a escucharme.

— Me habría encantado. —confesó sincero— Todo aquel que cuide de ti, tiene mi respeto.

Rodé los ojos, enternecida y a la vez molesta con su tierna protección.

— Ya no tengo quince años, Paul.

Frunció el ceño, en una clara expresión confusa.

— ¿No los tienes? ¿Desde cuándo? —dramatizó, y su sonrisa no apareció hasta que lo empujé con fuerza con mi hombro— Captado, captado, ya no necesitas mi protección. —asentí— Pero te la daré de todas formas. 

Volví a poner los ojos en blanco, y fuese lo que fuese lo que Paul iba a decir a continuación, se perdió cuando la puerta fue abierta mostrando a la familia Grimes al completo. No me extrañó tenerlos a todos en la puerta, porque era algo que se había vuelto, extrañamente, una rutina. 

— Nos iremos en menos de una hora. —habló Rick hacia ambos, aunque sus palabras se notaban más dirigidas a mi hermano.

En un último intento por conseguir más armas, el grupo se estaba viendo forzado a irrumpir en una nueva comunidad desconocida. Una comunidad, a la que solo Tara había llegado por causas fortuitas. Y aunque el grupo, completamente integrado por mujeres, había ayudado a nuestra compañera, ahora iba a verse amenazado por nosotros si no nos entregaban sus armas para luchar contra Negan. No me agradaba la idea de robar a quien no lo merecía, pero eran tiempos desesperados y, aquella misma comunidad había sufrido la ira de Negan tiempo atrás, por lo que, quizás, accedían de buen grado a ayudarnos. Incluso podían unirse a nuestra lucha, lo que sería de agradecer.

✓DEMON'S FEARS ⎯⎯  ᴛᴡᴅWhere stories live. Discover now