chapter VII

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Al desencajar el cuchillo de su mandíbula no sentí nada, absolutamente nada, y cuando apreté mis labios y entre estos se deslizó su sangre caliente, tampoco

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Al desencajar el cuchillo de su mandíbula no sentí nada, absolutamente nada, y cuando apreté mis labios y entre estos se deslizó su sangre caliente, tampoco. Era aterrador, pero me había acostumbrado a la muerte. No quería asumir que la llevaba como una segunda piel, aunque era más correcto decir que la arrastraba como una segunda sombra, o, puede, que yo misma me hubiera adjudicado el nombre de la muerte.

Un carraspeo se hizo oír a mi espalda. La pareja esperó expectante a que me girara y, en el proceso, no dudé en intentar retirar el rojo de mis mejillas, más por ellos que por mi misma. Fue algo nefasto, ya que la sangre se pegó a mis guantes y mi piel quedó aún más rojiza, era como si hubiera bebido directamente de una yugular. 

Soy un monstruo.

— ¿Por... —la chica parpadeó aturdida— por qué nos has ayudado? 

Quedé muda sin saber qué responder. ¿Por qué lo hice? Ni yo misma sabía.

— Tengo fe en la humanidad. —suspiré finalmente— Supongo...

Me volví dándoles la espalda, dispuesta a regresar al bosque, sola, porque lo necesitaba, porque así era todo más fácil.

— ¡Espera! —la chica me detuvo aferrándose a la manga de mi chaqueta. Las suelas de mis botas se pegaron al asfalto, sin embargo, seguí sin girarme— Tenemos una comunidad— dijo. Su pareja chistó intentando hacerla callar— Es segura y-

— No gracias. 

No me hizo falta cerciorarme de sus palabras, ni buscar en sus ojos la mentira, supe que era sincera. La cuestión no erradicaba en la veracidad, el problema aquí era yo que no podía rodearme de personas. Por mi bien y por el suyo.  No quería, no podía, ni debía. No, mi único aliento estaba destinado a un objetivo, no iba a desviarme por nadie. 

Él debe morir, punto.

El rostro de Jesús cruzó por mi mente, sus ojos azulados y su sonrisa, tan alegre, tan viva... Cuando murió lo perdí todo, él era mi hogar, no Hilltop. No tenía cabida allí, no sin mi hermano. El bosque era seguro, era bueno para mí, un refugio de la realidad cruel. Y, porque allí, entre los árboles, ellos siempre vagaban en mi búsqueda. 

Me deshice del agarre en mi ropa y crucé la carretera dejando atrás a la pareja.

Me deshice del agarre en mi ropa y crucé la carretera dejando atrás a la pareja

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✓DEMON'S FEARS ⎯⎯  ᴛᴡᴅWhere stories live. Discover now