𝘁𝗵𝗲 𝘄𝗮𝗹𝗸𝗶𝗻𝗴 𝗱𝗲𝗮𝗱 𝗳𝗮𝗻𝗳𝗶𝗰𝘁𝗶𝗼𝗻
[TERMINADA]
Riley apenas puede soportar su propia mente, pero cuando dos hombres se cruzan en su camino, se verá obligada a decidir entre: sostener la poca cordura que le queda o sucumbir finalment...
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Hace dos semanas
— Vamos Judith. —intenté desengancharla de mi cuerpo, pero la condenada tenía una fuerza antinatural— Es hora de dormir. —gimoteé muerta de sueño.
— No. —hundió la cabeza en mi cuello— No estoy cansada.
— Mientes. —la agarré despegándola al fin, parecía una sanguijuela— Si se te están cerrando los ojos. —solté, en el mismo instante en que su boca se abrió en un bostezo.
— Pero... —dudó, y sus ojos se plagaron de temor, dándose cuenta de que ya no podía luchar contra mí— N-No es sueño. —balbuceó.
— Ya, claro. —cuando la dejé al fin en su cama, empezó a mirar a su alrededor en busca de cualquier salida. Riley 1, Gremlin 0— A dormir. —sentencié con firmeza, causando que sus ojos dejaran de revolotear para centrarse en mí— Ahora, pequeñaja. —hizo un adorable mohín con sus labios, antes de resoplar y cubrirse de un tirón con la manta. Me senté en el borde con cuidado, estirando una mano para alcanzar su pelo— ¿Te has enfadado? —apretó los labios, sin embargo negó rápidamente con la cabeza— Tienes que portarte bien, ¿de acuerdo?
— ¿Por papi? —preguntó asomando ligeramente la cabeza tras la manta.
— Sí. —asentí con tristeza— Por papá.
— Él... —su ceño se frunció, costándole aún encontrar las palabras— Él está triste. —retuve el aire de golpe, no queriendo ser yo quien tuviera esta conversación con ella— Tú también. —asentí, notando como los ojos empezaban a escocerme— Voy a dormir. —contestó tomándome por sorpresa su seguridad.
— ¿Y a qué viene...
— Papi está triste. —me regañó— Tú tienes que hacer que son... s-sonría. —se sentó en la cama, haciéndome retroceder— Ve con él, yo duermo. —agitó la cabeza, como si fuera lo más lógico y obvio de la Tierra.
Suspiré una sonrisa.
— Lo intentaré. —besé su frente antes de dirigirme fuera del cuarto.
Cuando estuve a punto de cruzar el umbral, su voz me detuvo.
— Buenas noches, mami.
Sentí auténtico pánico, justo antes de que el recuerdo de Carl inundara todo mi sistema.
"¿Debería empezarte a llamar mamá?".
"Ni de coña. ¿Qué tal si me sigues llamando Riley, y yo te sigo llamando el incordio con patas?".
