chapter LXVIII

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Dos semanas después

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Dos semanas después

Luchaba contra mí misma por no caer dormida sobre la mesa, mientras iba notando como los párpados se me pegaban un poco más cada vez que pestañeaba. Cuando pensé que estaba a punto de resbalarse el bolígrafo de entre mis dedos, una mano se estiró sobre la superficie para tomar la mía.

— Quizás deberías dormir un poco. 

Sonreí levemente, agradecida por su preocupación.

— Estoy bien, hermanito. —apreté su mano con cariño antes de restregar mi cara. El cansancio me estaba matando, así como la frustración— Tan solo necesito terminar el... —Jesús sonrió— ...el puto inventario antes de que lleguen los chicos de Maggie. —sostuve mi cabeza de golpe, experimentando una horrible presión que me hizo tensar la mandíbula— Le debo muchísimo a Carol, al Reino por las provisiones, pero... Joder, esto es más complicado de lo que suponía.

— Sabes que si necesitas algo puedo salir. Desígname a alguien de tu confianza, no tengo problema con la gente del Santuario. 

Miré a mi alrededor, las paredes grises y los muebles de metal aún conseguían erizarme la piel como el primer día. 

— ¿Hace cuánto ha amanecido? —cuestioné aturdida.

Antes de que mi hermano pudiera contestar la puerta fue abierta, y el chirrido de las bisagras me provocó un dolor de cabeza aún mayor.

— ¡Buenos días, jefa! —Abraham entró dando largas zancadas y, plantando un beso en mi mejilla, reposó los brazos sobre mis hombros para ojear qué era aquello que tenía frente a mí— Aburrido. 

— ¿Qué demonios haces levantado? —miré hacia arriba, encontrándome una irritante sonrisa pegada a su cara— En Hilltop te ordenaron reposo durante tres semanas, ¡¿cómo se te ocurre subir todas esas escaleras hasta aquí?!

— Eh, eh, no me retes tan temprano. —se sentó a mi lado, justo frente a mi hermano— Me encuentro bien, ¿vale? Además, subí los escalones como un anciano con artritis.

Finalmente solté el bolígrafo, después de horas, en un golpe rotundo y seco contra la mesa.

El Santuario, la presión de tantas personas a mi cargo, Carl, la ausencia de Rick que me iba desgastando en silencio. Estaba en el jodido límite, si es que no lo había rebasado ya.

— Riley. —Jesús se adelantó al ver mi expresión— ¿Qué te parece si me encargo yo del resto? —apiló las hojas antes de que tan siquiera pudiera responderle.

✓DEMON'S FEARS ⎯⎯  ᴛᴡᴅWhere stories live. Discover now