chapter XVIII

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— Vale

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— Vale... —murmuré mirando por última vez a mi espalda, donde la figura de Aaron empezaba a desaparecer calle abajo— Es solo una cena, tú puedes. —arrugué mi nariz, asqueada— Solo una cena... —me reí— Rick lo convertirá en un puto interrogatorio.

Por un instante me pregunté si debía llamar al timbre, pero decidí que aquella absurdez era una costumbre de un mundo que ya estaba muerto. Largando un suspiro golpeé con mis nudillos la madera, inconscientemente me encontré después tan nerviosa que empecé a rascarme los brazos como una auténtica lunática.

— ¿Hola? —un adolescente de piel pálida y un curioso sombrero vaquero me abrió la puerta— ¿Eres Riley? —asentí, sin darme cuenta de que tenía el ceño fruncido, y muy seguramente me sería imposible relajarme durante toda la cena— ¿Papá? —seguí el rumbo de su mirada en el interior de la casa, encontrándome con Rick. Este asintió, permitiéndome la entrada. Aquel gesto de superioridad me hizo chasquear la lengua, y evidentemente él se percató del gesto— Soy Carl. —se presentó el crío cuando cerró la puerta a mi espalda.

— Un placer, pequeño cowboy. —esperé un gruñido o una mala palabra por su parte, sin embargo, cuando lo miré sobre mi hombro encontré una expresión neutra, y cuando aparté la vista, me perdí el cómo curvaba la comisura de su labio— ¿Qué tal, boyscout? —el tono jocoso de mis palabras tiñó de un azul más oscuro los ojos de Rick— Ya veo que sigues con tu humor de perros.

Un ruido nasal, que ocultaba muy torpemente una risa ante mi broma, se oyó justo a nuestro lado. Un pelirrojo de aspecto tosco y con aires de militar me miró guiñándome un ojo, antes de desaparecer en dirección a, lo que deduje por el ajetreo, el comedor.

— ¿Vas a estar así toda la noche? —Rick me sujetó por el brazo antes de que pudiera echar un vistazo más allá del recibidor.

— ¿Así cómo, Rick? —cuestioné con inocencia revoloteando las pestañas.

Me miró de arriba abajo, intensamente y sumidos ambos en un silencio sepulcral. Tuve que ocultar mi nerviosismo apartándome bruscamente de él, lo que le hizo fruncir el ceño desconcertado.

¿Por qué es tan difícil sostenerle la mirada?

— Llevamos más de dos minutos juntos y aún no te he amenazado con un arma. Estamos progresando, ¿no lo crees? —no dijo nada, y el ruido de los cubiertos me hizo mirar a mi alrededor. Fue entonces que me di cuenta de que estábamos solos en aquella pequeña salita— Bueno, si me disculpas, empiezan a rugirme las tripas. —de un tirón busqué desprenderme del agarre que aún tenía en mi brazo, pero fue inútil— ¿Además de arrogante eres sordo? —alcé una ceja y él ladeó la cabeza, recordándome al instante a un confundido perrito. Sin embargo, él no tenía nada de tierno y amigable.

Y aquí vamos de nuevo...

— Entiendo tu odio, sé que no estás acostumbrado a que no te laman las botas, shérif del condado SueltameDeUnaVezOTePartoLosDientes. —gruñí lo último, ya sin una pizca de humor en mi sistema— Confía en mí ¿de acuerdo? Prometo no intentar apuñalarte con el tenedor de la ensalada.

✓DEMON'S FEARS ⎯⎯  ᴛᴡᴅWhere stories live. Discover now