chapter VIII

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Estaba ahí, simplemente subida al árbol, contemplando con el ceño fruncido la escena que se desarrollaba bajo mis pies

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Estaba ahí, simplemente subida al árbol, contemplando con el ceño fruncido la escena que se desarrollaba bajo mis pies.

— ¿Dónde está tu grupo? —preguntó por tercera vez sosteniendo de la camisa al anciano.

Este negó, como había hecho las anteriores veces que se le había preguntado lo mismo. Lo más probable es que los prisioneros fueran marido y mujer, y por las miradas que se daban, estaba casi segura de ello. Tenían la angustia brotando en sus ojos como lágrimas, pero a su vez, se contemplaban con un amor profundo.

¿Voy a arriesgar mi culo por esos dos?

Suspiré, manteniéndome atenta a lo que ocurría. 

No son mi problema.

Esos dos viejos no son tu jodido problema, Riley.

Cuando la pregunta fue formulada una cuarta vez, ambos volvieron a negar estar en un grupo. Y yo los habría creído, al igual que los atacantes, de no ser porque era imposible. Era jodidamente absurdo que, dos personas de tan avanzada edad, pudieran sobrevivir solas. No podían huir de una horda, y por el aspecto del hombre, él ni siquiera lograría caminar más de medio día. Se le notaba enfermo.

Un golpe cayó directamente en la mandíbula de la mujer, después, una patada en el abdomen de su esposo. La violencia creció a medida que la pregunta seguía sin ser respondida, no al menos con lo que se juzgaba verdad. 

Puede que no mientan. ¿Y si... y si están diciendo la verdad?

Exhalé todo el aire de mis pulmones, daba igual si era verdad o mentira, pronto los matarían a golpes. Experimenté la característica ira subirme desde la punta de los dedos, con cada sacudida y gemido de dolor de la pareja. Cuando una pistola encañonó a la mujer, justo en su sien, el hombre rompió en llanto. Pude alcanzar a ver como su pareja murmuraba un te quiero, lo que me hizo rememorar viejas heridas. Se me quebró la paciencia, una que ni siquiera habría de tener por personas tan repugnantes. 

Deslicé mi machete fuera de su funda y, gateando como pude entre las ramas, me coloqué justo encima de uno los hombres. La hoja partió su cráneo cuando salté sobre su espalda, y antes de que el otro, el cual sostenía la pistola aún hacia la mujer, decidiera convertirme en un colador, lancé el machete incrustándolo en su abdomen. Faltaba uno.

Corrí, viendo como el último desenfundaba su arma, hasta el cuerpo que acababa de caer contra la tierra. De su estómago desencajé el machete cuando una bala pasó cerca de mi cabeza. No pudo apretar el gatillo por segunda vez cuando mi hoja seccionó su garganta. Y de nuevo, como cuando salvé a la pareja de la gasolinera, la sangre me cayó a chorretones por las mejillas.

Me encontré extrañamente tranquila, con el pulso estable. Sin duda, mucho más serena que hacía unos minutos tras mi pesadilla. 

Estoy jodidamente rota de la cabeza. Los he matado, acabo de matar a unos hombres y... ni siquiera sé si eran hombres de Negan. Joder, acabo de romper mi regla.

✓DEMON'S FEARS ⎯⎯  ᴛᴡᴅWhere stories live. Discover now