chapter XIII

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Thomas se dispuso a entrar, ayudado por Aaron, y fue cuando carraspeé sonoramente que se detuvieron

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Thomas se dispuso a entrar, ayudado por Aaron, y fue cuando carraspeé sonoramente que se detuvieron. Thomas se volteó, confuso

— Vamos, hija. —apremió con un aspaviento.

No supe por qué, pero mis ojos buscaron los de Daryl antes de responder. Él ya estaba mirándome con expresión indescifrable.

— No. —aparté mis ojos de Daryl— No viejo, yo no voy.

Contemplé como lentamente el rostro de Thomas iba cambiando entre emociones. Primero se sumió en el desconcierto, después pasó a una tristeza que me encogió el corazón, y ahora, estaba hirviendo de rabia. Jamás lo había visto en aquel estado. El viejo no se enfadaba, él nunca se enfadaba. Negó una y otra vez mientras se soltaba del agarre de Aaron. Dando largas zancadas, algo torpes por la fiebre, llegó hasta mí agarrándome desesperadamente de la muñeca.

— Nos vamos. —masculló— Juntos. 

— No. —toda su ira cayó al suelo. Me miró, perplejo— Nunca tuve intención de ir contigo. —me solté de su agarre— He venido por ti, por tu culpa. —escupí con veneno. Es más fácil si me odias, viejo— Alexandria será tu hogar, pero ni de coña será el mío.

De golpe se aferró a mis hombros. Sus ojos claros empezaron a llenarse de lágrimas que no tardaron en brotar con fuerza. Le recorrieron las mejillas blancas, hasta llegar a sus resecos labios. Tenía un aspecto enfermizo.

— No iré sin ti... —aseguró en un hilo de voz— No voy a dejarte sola.

Su cabeza se derrumbó, estaba exhausto.

Aaron se acercó, titubeante, únicamente bastó una mirada por mi parte para que frenara en seco, justo al lado de Daryl.

— Vas a entrar ahí. —declaré, severa. Él negó y tuve que empujarle fuera de mis hombros para que me soltara— ¡Joder! Entra ahí, no tengo todo el puto día.

Notaba como el enfado empezaba a cosquillearme la punta de los dedos, y bien sabía que si aquello se descontrolaba, no sería capaz de razonar. 

Thomas alzó la cabeza, sus ojos ahora reflejaban pena y, en el fondo, comprensión.

— No sin ti. —repitió.

Apreté los dientes. Mis nudillos empezaron a ponerse blancos por la presión de mis manos. La ira me subía por la garganta, porque no podía entender como era tan cabezota y estúpido.

— ¡No me toques los cojones maldito viejo cabezota! —chillé presa de mis emociones. Sabía que tenía que controlarme, lo sabía, sin embargo, no podía evitarlo— Entra. —bufé con una molesta presión en el pecho.

Daryl pasó por mi lado, no pude ver su rostro al estar demasiado cegada por la rabia.

— Hija... —la voz de Thomas se quebró.

✓DEMON'S FEARS ⎯⎯  ᴛᴡᴅOnde histórias criam vida. Descubra agora