CAPÍTULO 36: Única.

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Los días habían pasado tan rápido como los aleteos de un colibrí. Los preparativos en Albus y alrededor de la ciudad aumentaban, pero el semblante de los albeanos también se oscurecía. Podía notarlo en las reverencias sin voluntad y las miradas afiladas que recibía al caminar sobre los adoquines de la ciudadela. Solo una niña pequeña que jugaba con sus muñecas de tela sobre el verde y húmedo pasto de la mañana me dedicó una sonrisa al cruzar por la plaza principal, la misma que era la anfitriona de la piedra de la profecía. Sin embargo, comprendía su apatía; para ellos, yo no era más que una princesa que había vuelto de entre los muertos y que ni siquiera se había molestado en relacionarse con su pueblo. Me paseaba por la Ciudadela como si fuera una más entre ellos, pero realmente no los conocía.Principio del formularioFinal del formulario

Ahora, caminaba decidida a mi lugar secreto de entrenamiento dentro del deslumbrante y enredado Fénix. Había llegado a conocer tan bien mi camino hacia el bosque como conocía los escondites secretos y los mejores restaurantes de Nueva York. Desde mi charla iluminadora con el rey de Alba, había entrenado con mi don en soledad, en el corazón de Fénix. Había descubierto el punto exacto de distancia entre la ciudadela y Axis, desde allí mis gritos de frustración no alcanzaban ni al pueblo de Alba ni los estudiantes de Axis.

Había mantenido las visitas nocturnas con mi madre como le había prometido. Nadie sabía de nuestros encuentros, por si acaso había espías en el castillo. Solo mi padre, los reyes y yo sabíamos la verdad sobre Christian. Debía seguir simulando frente a los demás por el bienestar de mi madre, que aún no la había perdonado. Cada vez que las luces se apagaban en Albus, me escabullía en la oscuridad hasta el calabozo para poder hablar con ella sobre su tiempo con Drahceb. Por supuesto, no me sorprendió escuchar que Alice había sido vista por última vez por ellos. Mi madre esclareció mis sospechas sobre Christian y su relación con la bruja. Él había sido el designado para llevar a Alice hasta Drahceb. Pero al parecer, no contaban con el ingenio de la amiga de mi padre, quien había logrado escapar después de un día en cautiverio, para luego desaparecer de la faz de la tierra.

Aunque mi madre no sabía para qué necesitaba Drahceb a la bruja, sí confirmó su búsqueda dentro de distintos aquelarres, que él luego sacrificaba por diversión, ya que habían ayudado de alguna manera a Alice. Mi madre me aseguró que Christian no había estado involucrado en la cacería de brujas, ya que se encontraba en Nueva York dando constantes reportes sobre mi paradero. Mi espina dorsal se retorcía solo al escuchar el nombre de mi hermano y Blue's juntos; parecía surreal el tiempo que habíamos compartido en la vida del otro, sin saber que éramos hermanos.

Naturalmente, Drahceb le había ocultado mi verdadera identidad, amenazando a mi madre para que no lo revelase, así Christian no pudiera desarrollar ningún verdadero apego emocional hacia mí. Así era más fácil utilizar su don sobre mí. Christian y Drahceb compartían el don de la inhibición de sentidos, y mi corazón se encogía unos centímetros al darme cuenta de que mis últimos episodios, donde mi realidad era transgredida, habían sido causados por la misma persona a la que solía llorar por las noches. Él era solo un soldado más, otro aliado de Drahceb sin verdadero poder de decisión. Bernard era su padre, y él lo obedecía sin más.

Mi madre también confesó que el día de la batalla roja, mi hermano había demostrado su don por primera vez, y Bernard ató los cabos rápidamente, utilizándolo para separarnos. Él no iba tras él ni tras mi madre; Drahceb solo quería aislarme de mi mundo, dejarme débil para cuando fuera el momento correcto, poder arrebatarme mi don sin siquiera poder dar pelea. Sabía que, si era criada en Alba, en un contexto estable, sería capaz de sobrepasarlo fácilmente. Convertirme en aquello que él quería evitar a toda costa: una oponente digna, una heredera al trono que Drahceb tanto deseaba.

Sin embargo, había algo que aún no comprendía, algo que por las noches no me dejaba dormir y presionaba mi pecho como una tonelada de interrogantes. ¿Cómo sabía que mi muerte solo había sido solo un rumor? ¿Cómo me había encontrado? ¿Y por qué mi don era tan especial para él?

La Pieza Inquebrantable (#1 EL MUNDO OCULTO)Where stories live. Discover now