EPÍLOGO: JUSTO DONDE ME DEJASTE.

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POV EAMON

Nunca había deseado tanto lastimar a una persona como quería hacerlo ahora. Alma me había manipulado, no solo ahora, sino durante los meses que habíamos salido también. Como una tortura constante repetía en mi mente el día que la vi por primera vez, y no pude evitar pensar lo parecida que era a Amity. Cuanto deseaba que fuese ella. Pero no, era tan solo una chica humana, que compartía algunos rasgos con la única chica que había amado y ya no estaba. El dolor de haber perdido a Amity era algo con lo que había aprendido a convivir, pero no era fácil. Intentaba llevarlo día a día y cada mañana en la que despertaba y recordaba que ella ya no estaba más en el mundo de los vivos, se hundía un poco mi corazón dentro del vacío de mi pecho.

Abrí mis ojos porque sus labios no sabían cómo los de ella. No eran de caramelo como solían serlo, de aquel caramelo que tanto me gustaba de niño, se sentían distintos, como el tacto de las espinas de una rosa. Calando mi alma, unos ojos pardos opacos y siniestros me observaban con malicia. Esto estaba mal, se sentía mal en todo el sentido de la palabra, en mi cuerpo, en mi lengua y dentro de mi cabeza, donde segundos atrás podría jurar que había oído su voz, la voz de Amy, dentro de mi mente.

Me sentía asqueado, flotando fuera de mi cuerpo, fuera de sí, de la misma manera que me podría haber sentido si me pegaban un puñetazo en la boca de imprevisto. A decir verdad, hubiese preferido el puñetazo. Mi cuerpo rechazaba cada color y curva de la imagen que tenía frente a mí. Refregué mis ojos una vez, antes de comprender que ella no era Amy, era la versión retorcida que intentaba vender Alma.

—Alma —crují los dientes sintiendo como la ira calentaba mi rostro— Adelante, hazlo. Dile a William y a la reina que nos conocíamos, no me importa. Prefiero ser juzgado como traidor, antes de perder a Amity. Prefiero decirle la verdad yo, antes de que la oiga de tu asquerosa boca.

Había seguido su juego estos días en los cuales Amity había estado dormida, pero no podía hacerlo más. Porque cada vez era más difícil ocultar que nos conocíamos, principalmente si seguía demandando cosas que ya no podía cumplir con tal de que se quedara callada sobre nuestra relación antes de la batalla de la piedra.

Mi cabeza giro en distintas direcciones, buscando con la pobre luz de la luna a algún guardia, cualquiera que pudiese llevarla lejos de mí antes de que la lastimara. Sin embargo, no había nadie cerca, mi periferia solo me devolvía la sonrisa en el rostro siniestro de Alma y mi estómago se revolvió por haber pensado por un segundo que aquella era la persona a la que mi corazón le pertenecía por completo.

— ¿Qué paso Eamon? ¿No me extrañabas cariño?

Doble mi cuerpo hacia abajo, enfocando mis ojos en el punto donde mis botas se cubrían con tierra y yacían sobre los pétalos de jazmín. Una ventisca comenzó a correr, de aquellas que anunciaban una tormenta. Pero el mundo seguía dando vueltas y vueltas a mí alrededor. Solo deseaba hundirme en la gravedad. Porque si una tormenta inesperada se avecinaba, solo podía significar una sola cosa. Amy nos había visto. Pues ella controlaba el clima de Alba con sus emociones.

—Oh por Gael, Eamon, estoy tan cerca de escapar... —Alma se acercó con toda la libertad del mundo, aquella que no poseía, pero de la que le gustaba abusar, y poso sus labios sobre uno de mis lóbulos— No vas a arruinarlo ahora porque quieres negar ese pasado que compartimos.

Una gota de lluvia cayó sobre mi frente en el mismo momento que mis puños se cerraron intentando enfrascar mi ira y frustración.

— ¡Guardia! ¡Guardia! ¡Ayuda! ¡Se ha fugado una prisionera!

Grite con toda la fuerza que mis pulmones podían ofrecerme, mientras Alma tan solo se reía, sin molestarse por correr. Su risa me calaba los huesos. Si la vida me había enseñado algo de aquellas estupideces que había cometido de adolescente, es que no debía confiar en Alma. No por ser hija de Drahceb, sino porque su único propósito era alterar la armonía a su alrededor. Nuestro pasado juntos, me había llevado a pensar que Alma había planeado esto con detenimiento. Ella había contado con nuestro encuentro, de la misma manera que se había vestido con la ropa de Amy, para tenderme una trampa. Para desestabilizarla. Drahceb había dejado un lobo dentro de nuestro rebaño de ovejas.

La Pieza Inquebrantable (#1 EL MUNDO OCULTO)Where stories live. Discover now