CAPÍTULO 46: A mi lado.

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Mi padre ejercía presión en el enlace de nuestras manos, casi como si no quisiera soltarme jamás en esta vida. Habíamos estado cerca de perdernos uno al otro. Y sinceramente esa idea me aterraba hasta los huesos, pero ahora con su aroma a café y tinta, recordaba que no importaba los problemas que teníamos que afrontar, siempre lo tendría a él a mi lado.

Caminábamos hacia el mismo lugar, hacia el mismo reencuentro. Poder ver a Christian de nuevo alteraba mi corazón a niveles desmedidos. Quería darle aquel abrazo que había contenido durante años, pensando que nunca más lo volvería a ver. Podría liberar por fin, todas aquellas lágrimas que había guardado y aquellas que también había derramado por él, sin la esperanza de volvernos a encontrar una vez más. Ahora, la vida se volvía de un color distinto, ya que tenía a mi padre y a mi hermano a mi lado, y eso era armadura suficiente para continuar. Para afrontar cualquier cosa que Drahceb quisiera arrojar en nuestro camino.

— ¿Lo has visto desde el día de la batalla de la roca? —pregunte nerviosa, mi padre me sonrió antes de contestar, oliendo mi ansiedad como un sabueso.

—Sí, tuve una charla con él luego de que Helena lo intentase liberar. Tu hermano Christian... tiene todavía mucho que asumir, y un camino muy largo por delante. Pero te prometo Amy, que a pesar de que él no es mi hijo legítimo, siempre lo amare como te amo a ti, y lo ayudare a salir de esto.

Le sonreí en respuesta antes de levantar mi palma con la intención de calentar el aire a nuestro alrededor, aún tenía poca práctica en ello, y si mi cabeza no estaba completamente en blanco, a veces, mis dones solían no responderme. Apenas si había logrado causar una ventisca en este pasillo que se prolongaba un poco más con cada paso que dábamos. Cuanto odiaba a veces esta piedra.

—No quiero imaginarme estar en sus zapatos. Después de todo, enterarte que has sido fruto de una violación, no es nada fácil de dirigir, en ninguna realidad presente.

Me padre hizo una pequeña mueca y apretó el puño que tenía libre. Podía reconocer la ira que recorría su cuerpo con su contraparte en el mío, ya que no solo contaba con el eco del don de mi abuela, sino que también sentía la misma furia sin límites, hacia las atrocidades que Drahceb había cometido bajo este mismo techo.

—Intenta no mencionar aquello —me advirtió mi padre— Ahora que tu memoria ha vuelto, y la de él también, pueden intentar tener una conversación de hermanos, como solían de pequeños. Siempre fueron mejores amigos, y muy buenos hermanos.

Los recuerdos se deslizaron por mi mente como un pedazo de seda cayendo hacia el vacío. Ahora que habían sido liberados de sus cadenas, no podía evitar sonreír y sentir felicidad ante el pasado. Ante la infancia hermosa que mis padres intentaron darme, incluso durante mi vida en Nueva York.

—Te esperare del otro lado —mi padre beso mi frente durante un segundo que se extendió en el tiempo— Tú puedes con esto mi niña. No olvides, que él, siempre será tu hermano. No importa las circunstancias, no importa el tiempo que han pasado separados.

El peso de las lágrimas se acumuló en mis ojos, y me prometí no llorar hasta asegurarme que Christian estuviese completamente bien. Mi postura debía ser firme como la de una roca. No sería yo la que se derrumbaría.

El aroma a lavandas era tan familiar para mí como la sonrisa traviesa de Eamon cada vez que lo desafiaba con mis palabras. Christian había elegido el jardín este del castillo para su paseo diario. Iba acompañado de Edmund y Jayden quienes inclinaron su cabeza en mi dirección en cuanto me vieron atravesar las puertas de salida sin mi padre a mi lado.

—Su majestad —dijeron ambos y se posicionaron junto a la puerta

—Estaremos aquí en caso de que nos necesites —agrego Jayden.

La Pieza Inquebrantable (#1 EL MUNDO OCULTO)Where stories live. Discover now