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Se separa del jugador de hockey forzosamente. Luego camina extrañado hacia la puerta. No sabía quién podría ser, pues no esperaba a nadie, y aún menos a las horas que eran. Pone la mano en el pomo, y mira el hueco que va abriendo a medida que lo hace. Frunce el ceño cuando ve a un hombre joven con gafas, vestido con un traje gris y con un maletín negro. Sonríe nervioso, saludando. Las ojeras adornan su rostro.

—Hola—pronuncia.

—¿Hola? —No sabía quién era.

—Soy Matt Foster, agente de la galería de arte de Nueva York. He intentado ir a la de esta ciudad, donde se hizo la exposición de arte, pero estaba cerrada, así que he venido directamente aquí. Espero no molestar—comenta nervioso, mirando a las espaldas de Horacio.

Allí aún estaba Volkov, quieto en su lugar, intentando no ser muy descarado al ver la entrada.

—No, no. Pase—invita el pintor, asombrado, haciéndose a un lado.

Este agradece con un asentimiento y una sonrisa.

—Buenas noches—saluda al ruso.

—Buenas noches—lo hace de la misma forma, serio.

Luego, mira al pastelero.

—Me tengo que ir—le dice, sin saber qué hacer.

—Vale—no quería eso, en realidad.

Sin más, se despide de los dos y se marcha del apartamento. El de cresta gasta saliva, antes de parpadear y darle su atención al hombre.

—Venga—indica, señalando el salón.

Toman asiento en el sofá, este dejando el respectivo maletín encima de la mesita.

—Siento venir sin avisar... Y a estas horas—ríe, era simpático.

—No se preocupe—niega el chico con una sonrisa cerrada—. ¿Entonces tenía una cita con Michelle?

—Sí, sí. Por usted, principalmente—informa.

Deja que siga hablando, ya que no tiene idea de cómo seguir.

—Vera... Fui a esa exposición y quedé fascinado con la tuya—gesticula—. De veras.

—Gracias—dice con una sonrisa.

—Tengo una pequeña línea de arte en Nueva York, y creo que iría muy bien con tu estilo y estaría cómodo—dice.

¿Nueva York? ¿Debía irse a Nueva York?

Mientras que estos dos conversan, el ruso llega a su coche, pensando en lo que acababa de pasar, y en cómo su estómago aún seguía revoloteando con solo recordarlo.

De pinceladas y jugadas. (AU Volkacio)Where stories live. Discover now