Capítulo 8

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Sam seguía riéndose para sí mismo mientras se dirigía a la cantina, golpeándose mentalmente por no haber mirado allí primero.

En los últimos días, Sam había aprendido que el amor de la vida de Gabe eran los dulces, de hecho, cualquier tipo de postre.

Gabriel seguía empeñado en conocer a Sam, pero él no estaba aquí para eso. Para ser honesto consigo mismo, Gabriel le intrigaba y le gustaría poder conocerlo un poquito más, pero eso no era parte de su trabajo.

Lo que no ayudó nada fue que en la última reunión, Gabe hubiera decidido ser el instructor de Sam y éste tenía que acudir a él en caso de que necesitase ayuda para cualquier cosa. Hasta ahora Sam se las había arreglado para evitar pedirle ayuda, pero hoy no le quedaba otra opción. Había recibido un correo electrónico está mañana en el que se le pedía que revisara los correos electrónicos de las solicitudes para que pudiera decirle al personal quiénes iban a venir y así, que ellos pudiesen decidir quiénes podían entrar y quiénes no eran una opción adecuada para poder estar en el retiro, pero no sabía cómo entrar en los archivos.

Sam sabía que la mayoría del personal iban y venían y que sólo unos pocos se quedaban, pero le sorprendió que tratasen a todos como a una familia. Otra sorpresa increíble para Sam había sido la zona donde se alojaban. Era un bloque de pisos, cada uno contaba con un dormitorio, cocina, baño y salón. Eran muy espaciosos y estaban justo al lado de la zona del retiro. El trabajo también le parecía interesante y Sam no podía mentir: lo estaba disfrutando mucho.

Salió de sus pensamientos cuando abrió la puerta para entrar en la cantina, viendo casi inmediatamente a Gabe hablando con Ellen. Y cuanto más miraba, más parecía que estaban discutiendo. Suspirando, Sam se acercó para ver en qué clase de problema se había metido el idiota.

"Sí pregunto ahora, ¿podré librarme del problema?" Sam podía escuchar literalmente la sonrisa. "¡No! Incluso aunque hubieras preguntado habría sido un no. No podemos estar más de dos días sin que robes en la cocina" "Yo no robo, sólo creo en la idea de que lo que es tuyo es mío..." "No me vengas con eso chico, llevas cogiendo cosas desde el primer día, es demasiado tarde para que vengas con excusas ahora. ¿Por qué tienes que ser tan infantil todo el maldito tiempo? ¡¿No puedes actuar por una vez como una persona de tu edad?!" Ellen suspiró enfadada. Gabriel sonrió antes de responder de forma chulesca "si actuara como alguien de mi edad, ahora mismo sería como un montón de ceniza en el suelo." "¡Y entonces seguirías estando en mi camino!" Suspiró ante la broma interna que ambos compartían. 

Antes de que pudieran decir nada más, Ellen se dio cuenta de que Sam estaba de pie, incómodo y un poco confundido, a la izquierda de ellos. "Buenos días Sam, ¿estás bien?" "Urm, sí, buenos días. Necesito algo de ayuda para entrar en los correos electrónicos de la aplicación porque voy a dirigir la presentación de la misma mañana y aparentemente Gabe es al único al que puedo acudir..." 

Gabriel sonrió, con un brownie en la mano, "porque lo soy Sammy, porque lo soy." "En realidad, es Sam." "Vamos, jovencito, te mostraré el maravilloso mundo del correo electrónico," el hombre de baja estatura comenzó a dirigirse hacía la puerta, con un claro resorte en sus pasos, Sam suspiró mientras lo seguía, superando fácilmente a Gabriel con sus largas zancadas, agradecido de no tener que ver a Gabe prácticamente bailando. 

Caminar delante resultó no ser la ventaja que Sam esperaba. Una pequeña risa le hizo girar de repente y encontrar lo que parecía ser tan divertido. Lo que vio, hizo que se sonrojara.

Gabriel estaba, evidentemente, mirándole el culo, disfrutando de la vista.

"¿Te importa?" "No, en absoluto." "Bueno, a mi sí. Deja de mirarme." Gabe miró a la cara de Sam, con una sonrisa culpable dibujada en su cara. "No voy a mentirte Sam, pero tienes un culo bonito, de hecho... todo en tí es bonito."

Pretending to be married - TraducciónWhere stories live. Discover now