Capítulo 30

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El lugar era muy bonito.

Ni Dean ni Cas habían sabido que esperar, pero desde luego no era esto. Esto era mucho más.

Habían tenido que adentrarse un poco en el bosque a las afueras del retiro para encontrar el claro, el cual casi ni habían visto pero era perfecto.

Una pequeña parcela de hierba se encontraba entre los árboles y el riachuelo. El agua daba al lugar la más dulce de las melodías de fondo.

Los árboles, aunque altos, no se elevaban ni encerraban a los dos, sino que protegían su parcela del exterior.

Todo el lugar estaba plagado de flores silvestres, las más hermosas que jamás habían visto. Las azules y amarillas y moradas y rojas estaban esparcidas por la escena en un delicado patrón.

Y con las flores, llegaron las abejas y las mariposas, bailando por el claro tranquilamente.

Ninguno de los dos había visto un lugar tan bonito. Tenía su propio tipo de magia, una rara, rara vez vista.

Dean fue quien se recuperó primero del asombro, dejando la cesta y tendiendo la manta para que pudieran sentarse antes de volverse hacia Cas para responder ahora a las preguntas que éste había formulado.

"Pensé que necesitábamos un día libre, aunque no lo tenemos, como mucho tenemos unas horas pero algo es algo, ¿no?" Dijo en un tono cálido.

Ante esto, Cas no pudo evitar sonreír. Era tan genuino y atento que hizo que Cas se sintiese cálido junto a Dean. Era una de las cosas más amables que alguien había hecho por él. Dio un paso hacia delante y abrazó a Dean.

No fue un abrazo ligero. Fue un fuerte abrazo de "No puedo decirlo todo con palabras" de ambos. Fue cómodo y sus cabezas encajaban perfectamente en los hombros del otro. Fue un abrazo importante.

Se sentaron a comer y charlaron ligeramente sobre sus recuerdos y momentos favoritos. Estaban felices.

Dean le estuvo contando a Castiel sobre los recuerdos felices de su infancia. Le reveló sus libros y programas favoritos. Le estuvo contando sobre la música que adoraba, prometiéndole a Castiel un mixtape de lo mejor.

Castiel le habló sobre sus momentos humanos favoritos. Esos pequeños momentos agradables entre familiares y amigos. También le habló del arte y de lo excepcional que era.

Aunque los chicos se conocían, ahora se estaban conociendo como nunca antes.

A Dean siempre le había gustado la perspicacia de Castiel sobre los humanos, así que poder escuchar más sobre eso, le hizo llenarse de felicidad.

Los dos estaban felices. No hay nada más maravilloso que escuchar a la persona que amas hablar sobre lo que ama y aunque ambos se empeñen en negarlo... esos dos estaban enamorados.

Al cabo de un rato, ambos se encontraban llenos debido a todo el festín que había metido Dean en la cesta.

Se recostaron, más cerca a como lo suelen hacer los amigos, sin hablar apenas, el silencio entre ellos era cómodo.

El sonido del arroyo y el leve zumbido de las abejas fue la melodía que los acabó llevando directo a una siesta.

Mientras dormían, la brisa rozaba suavemente sus cabellos y el sol calentaba sus rostros. Ambos estaban tranquilos y contentos.

Castiel nunca había sido bueno para dormir la siesta, entraba en ella y salía. No abrió los ojos ni una sola vez, pero en los momentos de vigilia todo lo que podía ver era a Dean. Confiando en que Dean estaba dormido, Castiel movió suavemente su mano hasta trazar los dedos de Dean. Se quedó allí. Quería cogerle la mano, abrazarle, pero no tenía el derecho de hacer eso.

La siesta de Dean fue ligera. El tipo de sueño en el que estás como medio despierto, pero aún así fue cómoda y agradable. Fue aún más agradable cuando notó una sensación de hormigueo por la piel de otro trazando el borde de su mano y quedándose ahí. Esperó a que se moviera, a que sostuviera su mano, pero permaneció ahí inmovil.

Con ganas de más, Dean giró su mano hacia el cielo y apretó los dedos de Castiel con ella. El apretón que recibió hizo que una pequeña sonrisa se dibujara en sus labios.

El sentimiento era mutuo.

Estuvieron tumbados un minuto más hasta que Dean abrió los ojos y se giró para mirar a Cas. Al sentir los ojos sobre él, Castiel levantó la mirada y le devolvió la sonrisa. Estaban muy cerca.

Castiel se movió hacia arriba ligeramente, para estar a la misma altura que Dean y volvió a sonreír.

Dean le soltó la mano y el corazón de Cas se hundió por un momento.

No tenía por qué preocuparse ya que la mano no tardó en llegar a su cara. Sujetando suavemente su mejilla. La calidez hizo sonreír a Castiel.

El beso que siguió después le hizo sonreír aún más. Sentir una sonrisa en los labios de Dean le hizo querer sonreirle pero estaba demasiado ocupado besándole.

Estaban demasiado ocupados besándose como para oír los pasos contra la tierra que venían hacia ellos desde el bosque.

"¡DEAN! ¡CAS! DEJAD DE ESCONDEROS, TENEMOS TRABAJO QUE HACER."

Pretending to be married - TraducciónDove le storie prendono vita. Scoprilo ora