Capítulo 17

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Después de una larga caminata, Cas llegó a la que era su casa y la de Dean.

Estaba sumido en sus pensamientos, totalmente inseguro de lo que debía hacer, así que dejó que sus pies vagaran al igual que su mente. El tiempo, como antes, pasó inadvertido para Castiel.

Todo lo que había visto escrito en esa carta daba vueltas en su mente. Intentó atrapar las piezas, ordenarlas, darles sentido, pero todo estaba fuera de su alcance, deslizándose entre sus dedos.

Leer esa carta había sido una traición a la confianza de Dean. ¿Cómo había podido hacerle eso a Dean?

¿Pero cómo podía él saberlo?

Dean estará molesto. Castiel habrá hecho molestar a Dean.

Es verdad que se la pasan peleando como perros y gatos, con discusiones constantes desde el momento en que uno de ellos entra en la habitación, pero nunca se convierten en algo personal. Esto sí es algo personal.

Estos eran todos los pensamientos y sentimientos que Dean guardaba en lo más profundo y la última persona que él querría que lo leyese sería Cas.

¿Qué debería hacer? ¿Fingir que no lo ha leído? ¿Que lo había visto en la mesa pero tuvo que salir corriendo a comprobar la hora de su reunión? ¿Sería eso creíble? Tal vez si no lo mencionara, Dean tampoco lo haría, o tal vez Dean esperaba que le preguntara sobre el tema y se había estado preparando para ello, ¿y si simplemente saliera y le preguntase por ello?

Si le pregunta por ello, Dean podría fingir que lo había escrito estando borracho en plan broma, pero que nunca lo había llevado a cabo. Entonces Cas podría reírse con él y ofrecerse a hacer café. Y cuando sus vasos estuviesen completamente vacíos también lo estaría cualquier necesidad de volver a sacar esa conversación.

Cas había estado observando a la humanidad el tiempo suficiente como para saber que las cosas nunca funcionaban como ellos esperaban.

Dios siempre supo lo que había trazado para el planeta, pero para los ángeles siempre había sido un juego de adivinanzas. Tirar del guión de Dios solo hacía que las cosas fuesen aún más confusas.

Cuando las cosas sucedían anteriormente, los ángeles sabían que había una razón, Dios lo había decidido así, pero ahora era diferente. Ahora, cuando las cosas sucedían, cualquiera podría adivinar si había alguna razón o simplemente había sucedido porque sí.

Los sentimientos que tienen Dean y Cas el uno por el otro, lo cercanos que se volvieron, todas las discusiones y su amor, ¿era eso plan de Dios?

¿Era plan de Dios que Castiel terminara enamorado de la humanidad? La seguridad que podía tener sobre haber una razón se había evaporado por completo cuando vio a los Winchesters luchar el uno por el otro. Y aunque Cas estaba agradecido de lo que hacían, del libre albedrío, echaba de menos poder contar con el guión.

Se encontraba, demasiado pronto, en el porche de su cabaña.

Estaba parado frente a la puerta sin poder abrirla. Lo que fuera a venir seguramente lo encontraría al abrir esa puerta.

Poco sabía Castiel que Dean estaba de pie justo enfrente de él, sin poder alcanzar el pomo para abrir la puerta.

Habían pasado horas desde que Dean vio por última vez a Cas y estaba empezando a preocuparse. Había planeado salir a buscar al ángel pero la idea de ver a Cas después de que hubiera leído la carta le daba miedo. Dean había estado en el infierno y sin embargo, ver a Castiel que ahora sabía que mierda pasaba por su cabeza era muchísimo peor.

Estaban frente a frente sin saberlo, ambos preocupados por lo que el otro pudiera decir. Ninguno de los dos tenía experiencia en este tipo de cosas. Cas porque no tenía este tipo de problemas con los ángeles y Dean nunca había estado en una ciudad lo suficiente.

Ni Cas ni Dean querían abrir esa puerta por si lo que encontraban era absolutamente nada. Ninguna emoción en la cara de Castiel, ni reconocimiento en la de Dean.

Cas pensó en volver a bajar las escaleras y salir volando de allí, pero no quería. Dean podría haber salido por la parte de atrás, haberse subido al impala y haberse ido de allí, pero no quería.

Estaban en una encrucijada. Todo lo que tenían que hacer era tragarse su orgullo y abrir la puerta, pero Cas era Cas y Dean era Dean. Ninguno de los dos se caracterizaba por tragarse su orgullo o hablar de sus sentimientos.

Fue Dean quien hizo el primer movimiento. Tanto si quería hablar con Cas sobre la carta o no, necesitaba encontrarlo, quería llevarlo a casa independientemente de lo que pasara después. Respiró profundamente, sacudió la cabeza y dio un paso adelante para agarrar el pomo. Giró el pomo y abrió la puerta. Ahí estaba. Dean respiró aliviado al ver la espalda de Castiel. Gracias a Dios.

En un silencio sepulcral, Cas se dio la vuelta. No pudo levantar la vista hacia Dean y éste la bajó, preocupado por lo que pudiera decir Cas a continuación. El silencio llenó los segundos que pasaron. "¿Sabes que siendo yo un ángel puedo escuchar tus oraciones?" Dean soltó una carcajada ante las palabras. "Se podría pensar que sí," respondió. Entonces, la conversación volvió a terminar. "Cas..." "Dean..." empezaron a decir ambos y luego se detuvieron, permitiendo al otro ser el primero en hablar. 

Dean miró a Cas y éste levantó la vista para encontrarse con su mirada.

"¿A dónde se supone que nos llevará esto a partir de ahora?"


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¡¡GRACIAS!!❤️❤️

Pretending to be married - TraducciónWhere stories live. Discover now