Capítulo 44

5.9K 311 152
                                    

Dormir con Sawyer es casi casi mejor que tener sexo con él. Anoche hicimos lo primero y, hace unas horas, al despertarnos, hemos hecho lo segundo.

Me paso toda la mañana distraída, incapaz de atender a las explicaciones de los diferentes profesores. Lo único en lo que puedo pensar es en él. Repaso en mi mente cada momento que hemos compartido desde que ayer, después de que Dylan me dejara en casa, Sawyer se presentó allí para pasar la noche conmigo.

Lo primero que hizo fue abrazarme fuerte mientras lloraba, porque, a pesar de que acababa de irse, ya echaba de menos a mi abuela. Luego me preparó la cena y, cuando terminamos, nos quedamos en el sofá, acurrucados, viendo The Office. Aunque algunos capítulos sí que me parecieron divertidos, no me reí ni de lejos tanto como lo hicimos con Friends en el avión. De hecho, me quedé dormida en mitad de un episodio, con la cabeza sobre su regazo.

Debió de ser súper cuidadoso cuando me llevó a la cama, porque no me he despertado hasta que, como todos los días, la alarma del móvil me ha sonado a eso de las seis. Entonces he descubierto la agradable sorpresa de que se había tomado la libertad de quedarse conmigo y, un beso torpe por mi parte, todavía somnolienta, y una caricia inocente por la suya, han bastado para que no haya querido salir a correr. Hemos terminado follando sin darnos siquiera los buenos días.

Nos hemos tomado todo el tiempo del mundo para desayunar y, tras eso, ir a su apartamento para que pudiera echarle un ojo a Mayonesa y recoger un par de manuales que tenía que devolver a la biblioteca.

Con todo, hemos llegado muy tarde a la uni, pero la verdad es que no nos ha importado demasiado.

Ahora, mientras cuento los minutos que faltan para que termine mi última lección, me pregunto si no habríamos aprovechado mucho más el tiempo no viniendo.

No he parado de darle vueltas al hecho de que, aunque no lo hayamos hablado, me parece que es bastante obvio que, tal y como supuso Lana el otro día, ahora estamos saliendo de verdad. Y la idea de que Sawyer Winston sea mi novio real me hace más feliz de lo que jamás pudiera haber imaginado.

Sigo con ese tipo de pensamientos brillando en mi mente cuando voy caminando hasta el aparcamiento, luchando contra el frío de principios de diciembre que no deja de hacerme tiritar dentro del abrigo. También me preocupo un poquito por Lana y Dylan. No he tenido novedades por parte de ninguno de los dos, pero casi que lo prefiero así. Algo me dice que es mejor que deje que solucionen su movida ellos solitos.

Localizo el Tesla blanco de Sawyer nada más llegar al parking y, casi al instante, veo al chico hablando con Harrison junto al vehículo, por lo que aprieto un poco el paso para alcanzarles. No he tenido la oportunidad de hablar con Riker desde que regresamos de Colorado, pero quiero... No sé. Darle las gracias, creo. Por haberse portado como un buen amigo con Sawyer cuando me pidió que cuidara de él antes de que nos marchásemos.

No obstante, me veo obligada a volver a andar a mi ritmo normal cuando me acerco lo suficiente como para escuchar mi nombre un par de veces en la conversación que están manteniendo.

Ambos están dándome la espalda, así que, picada por la curiosidad, me meto entre los dos coches que hay estacionados junto al Tesla para que no puedan verme ni aunque se den la vuelta.

Va a ser divertido utilizar lo que escuche para burlarme de Sawyer después. Seguro que le está diciendo a su colega que está loquito por mí. Si no, a lo mejor Harrison le está preguntando qué tal nos van las cosas y, en ese caso, también me interesa mucho la respuesta que él le esté dando.

Pero no se trata de nada de eso.

No tardo en darme cuenta de que el tono que están utilizando ni siguiera es el apropiado para ello. Más bien, parecen enfadados.

Nada de enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora