xxxiv. farah

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farah; felicidad, alegría y bienestar.

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Me desperté con las caricias que me ofrecía el canario por debajo de la camiseta que llevaba puesta, era de el, abrí los ojos y pude ver como estaba apoyado en mi pecho con su boca entreabierta mientras respiraba pacíficamente y tenía sus ojos cerrados.

Dirigí mi mano hacia su nuca para comenzar a acariciarla. - Buen día - Murmure bajito logrando que abra los ojos y suelte una sonrisa.

- Pensé que no ibas a despertar mas. - Se reacomodo para que su cabeza quede mas arriba y poder dejarla en el hueco de mi cuello, dejo un beso ahí y luego otro en mi clavícula, otro en mi mandíbula, debajo de mi oreja y un ultimo en el cuello. - Te amo. - Volvió a hablar cerca de mi oído.

- Te amo mas. - Susurré sin dejar de acariciar su pelo.

Sentía su respiración sobre mi cuello, su mano rodeando mi cintura y acariciándome, sus labios rozando mi piel cada vez que hablaba.

- En un rato tenemos que ir al campo. - Dijo cortando cualquier tipo de pensamiento. hice un ruido de asentimiento. - Aunque podría decir que me lesione y no puedo jugar para quedarme aquí contigo todo el día. - Solté una carcajada por lo que acababa de escuchar.

- No - Note como fruncía el ceño. - Hoy tenes que dedicarme un gol, ganar y después ir a cenar con tus amigos.

- Joder me habia olvidado de la cena. - Me dió risa como su cerebro no era capaz de retener mucha información, como si tuviera un limite de memoria y luego tuviera que borrar algunas cosas.

No se cuanto tiempo nos quedamos en esa posición, su cuerpo sobre el mio con nuestras pieles en contacto, el dibujando trazos imaginarios con sus dedos en mi pecho y yo acariciando su pelo. cuando prendí mi celular note que habían pasado dos horas.

- Tendríamos que ir levantándonos así comes algo antes de jugar. - Le propuse pero negó aun con su cabeza en mi cuello.

- No tengo hambre.

- Ayer no cenaste. - Lo reté.

- Pero comí muy bien. - Note como se incorporaba para quedarse apoyado con un brazo en la cama mirándome y sonriendo de lado, odiaba cuando hacia esa cara. mis mejillas estaban coloradas, lo suponía, los recuerdos de la noche anterior llegaron a mí inesperadamente; con solo recordar su mirada por todo mi cuerpo sentía un calor en el vientre, me había mirado como si fuera la persona mas linda del planeta.  fue tan delicado, como si hubiera tenido miedo de romperme, todo el tiempo tratándome como si fuera una reina. su reina.

- Tonto. - Me separe y rodeé los ojos haciéndome algo la ofendida para que no note el color de mis mejillas.

A Pedri le resultó muy gracioso y comenzó una guerra de cosquillas que parecía no querer perder, me ganaba en fuerza por mucho, no tenia sentido.

-Pedri basta. - Dije entre risas. - Porfavor.

No tenia intenciones de parar por lo que yo debía comenzar a luchar si quería ganar. como pude, empece a pellizcarlo en algunas partes que me dejaba libre y el comenzó a retorcerse, yo sabia que sufría las cosquillas tanto como yo, de a poco fue cayendo en la risa hasta que ya no podía mover mas sus manos para molestarme. estaba intentando no reírse de mis toques.

Cambie las posiciones y pase a quedar encima de el, que al notar que yo no iba a pellizcarlo mas, dejo sus ambas manos detrás de su cuerpo y yo posicione mis dos piernas a cada costado, para sentarme a horcajadas y estar mas cómoda.

- Tenemos que irnos. - Susurré, ninguno de los dos quería salir de la cama. era una especie de guarida que habíamos creado solo para nosotros.

- Ya se. - Bufó y se dedico a acariciar mi mejilla, me deje llevar unos minutos por su tacto cerrando los ojos hasta que su voz me obligo a abrirlos de nuevo. - Estas hermosa. - Noto como sonreía algo tímida mientras pasaba su mirada por todo mi cuerpo. - Sos hermosa. - Se corrigió.

cafuné - pedriWhere stories live. Discover now