ii. paihuen

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paihuen; lugar para estar en paz.

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PARTE 1.

- Pasajeros con destino a Buenos Aires es de mi agrado anunciarles que estamos por aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza. - Por primera vez estaba por pisar Argentina para conocer donde nació Iri mientras ella estaba durmiendo con la cabeza apoyada sobre la ventana del avión. Me reí para mis adentros e intente despertarla acariciando su pelo. 

- Amor. - Susurré. No funcionó. - Ya estamos por llegar.

- Mhmhmm - Murmuró sin abrir los ojos.

Durante todo este tiempo juntos habia entendido que cuando me contestaba eso significaba que ya estaba despierta y que debía dejar de insistir, me costó un par de mañanas entenderlo.

A los pocos minutos abrió los ojos y se estiro como pudo en el pequeño espacio del asiento del avión. 

- Hola. - Me sonrió cuando ya estábamos aterrizando en Ezeiza. - Que rápido.

Me reí. - Dormiste casi 12 horas seguidas preciosa. - Ella revoleó los ojos y paso su mano por mi pelo para acariciarlo y peinar mi flequillo, amaba hacerlo y yo amaba que lo haga.

 Luego de hablar sobre algunas cosas más, ya tocaba nuestro turno para bajar del avión. 

- ¿Qué se siente pisar suelo argentino por primera vez? - Me preguntó mientras tomaba mi mano para guiarme por el aeropuerto a la salida.

- Nada mal por ahora. - Nos reímos y seguimos nuestro camino.

- Tenemos una semana y muchas cosas para hacer. - Asentí mientras ella salía por la puerta y buscaba un taxi. - Mi abuela no sabe que venimos y no se que tan buena idea sea aparecer de sorpresa, quiero decir ya es grande y no quiero que la matemos de un susto. - Me miro alzando las cejas sin dejar de hablar. - Me gustaría que vayamos a recorrer algunos de los lugares donde crecí y recorrer la capital, hay monumentos muy lindos. - Siguió pensando para continuar hablando. - También podríamos recorrer La Boca ir a la bombonera y comer un choripán, si si me parece buena idea. - Ni siquiera modulaba, estaba hablando rapidísimo.  - Quiero que tu visita sea especial y que te guste y conozcas muchas cosas - No había respirado ni un momento desde que había empezado a hablar.

Aproveche el momento en el que un taxi paró frente nuestro para interrumpirla. - Tranquila amor cualquier cosa que hagamos por mi estará bien. - Me miró asintiendo mientras nos dirigíamos al taxi. - ¿Qué te gustaría hacer hoy?

- Primero iría al hotel a acomodarnos y después podemos ir a comer por capital. - Una vez dentro del taxi le dio la dirección al chofer y volvió a hablar. - Me gustaría volver al restaurante al que iba con mi familia cuando aún estábamos aquí. 

- Me parece bien. - Bese su cabeza cuando estábamos ya acomodados en el auto. - Yo sigo a mi guía personal. 

Una vez que llegamos al hotel, dejamos las maletas en una esquina de la habitación. - Creo que voy a bañarme, descansamos un poco y salimos. ¿Te parece? - Asentí.

- Me parece bien. Yo también voy a bañarme. - Frunció las cejas. -  Contigo. - Sonrió revoleando los ojos y nos dirigimos a la ducha.

Seguimos el esquema a la perfección; nos bañamos y nos acostamos para descansar un poco pero terminamos durmiendo algo de mas. - Amor, son las ocho - Me movía Iri con intenciones de despertarme.

Yo abrí los ojos y sonreí. La argentina me dio un beso en los labios. - ¿Vamos? - Le pregunté y ella asintió dándome otro beso. - Si sigues besándome no nos iremos a ningún lado. - Sonrió negando con la cabeza y fuimos a prepararnos para salir. No sabia donde quería llevarme aún.

- Hay un restaurante muy lindo que esta en la terraza más alta de capital o si no podemos ir a una pizzeria a la que iba con mi papá después de cada partido de Boca. - Me miró esperando que yo elija.

Por lo que entendí; uno era muy sofisticado y uno era una simple pizzeria de barrio cerca de una cancha. - El que más te guste.

- Podríamos ir al que esta lleno de gente con plata y un día que vayamos a la bombonera vamos a la pizzeria. - Pensó sin que llegue a responderle. - Si si, hagamos eso. - Yo solo asentí.

Comenzamos a caminar ya que nos estábamos hospedando en un hotel en el centro de Buenos Aires y no quedaba muy lejos del destino. Íbamos tomados de la mano mientras ella me contaba algunas cosas que le habían pasado mientras vivía allí. 

- Podríamos ir mañana a visitar a mi abuela, los sábados siempre prepara sus mejores comidas aunque sea solo para ella. Te encantaran. - Me miró ilusionada.

- Me parece perfecto preciosa. - Bese su mano y seguimos caminando. - Me encantaría que algún día hagamos esto en Canarias, estoy segura de que vas a amarlo.

- Muero por conocerlo. - Sonrió. 

Minutos después ya estábamos esperando nuestra mesa en el restaurante, Iri tenía razón; la terraza tenía una vista hermosa de toda la capital iluminada por la noche.

Una vez nos ubicamos en nuestras sillas y pedimos lo que íbamos a comer, seguimos con nuestra conversación.

- Me gusta que estemos juntos acá. - Sonrió mirando el paisaje que teníamos alrededor como si estuviera pensando. - Siento que cada vez conoces más partes de mí que sentía privadas pero que ahora siento la necesidad de compartirlas con vos. - Me miró y yo tome su mano por encima de la mesa. - Te amo.

- Me hace muy feliz estar contigo. Siento que cada vez nos unimos mas y conocemos más partes del otro. - Acaricié su mano. - Nunca hubiera pensado que iba a enamorarme así. - Ella sonrió y yo la copie.

- Pasado mañana cumplimos 6 meses. - Yo asentí. Habia pasado mucho tiempo desde que estábamos juntos y me sentía tan enamorado como la primera vez que la ví. - Quiero hacerte yo una sorpresa. - Rodeé los ojos. Estaba acostumbrado a darle sorpresas cada mes que cumplíamos pero desde el pasado ella viene diciendo que quiere cambiar la tradición. - Estamos en Argentina tengo prioridad. - Rio.

- Esta bien, pero solo por este mes. - No se si me gustaba tanto recibir sorpresas pero amaba planearlas y mas para Iri; ver su cara de emoción con cada regalo inesperado me daba años de vida y ternura. Ella asintió sonriente.

Una vez terminamos de comer nos fuimos caminando hacia una heladería para pedir dos helados de conito y caminar un rato mas por las calles de Buenos Aires.

- ¿Te esta gustando?

- Por lo poco que ví es magnífico, la gente es muy alegre también. - Me parecía una muy bonita ciudad y según lo que Iri me había dicho todavía no habia conocido ni un cuarto de ella.  

Llegamos al hotel algo pasada la una de la madrugada y fuimos directo a acostarnos luego de vestirnos con los pijamas.

- Te amo. - Murmuró dejando un beso en mi pecho.

- Te amo más. - Contesté acariciando su pelo mientras intentaba dormirme, pensando en todo lo que estaba viviendo con ella; ya habían sido un par de meses en los que no quería despegarnos ni un segundo, necesitaba tenerla cerca para sonreír. La amaba, la amaba como nunca habia llegado a amar a nadie. 

Amaba que todo junto a Iri sea simple; podía llevarla con mi familia y sabia que íbamos a pasar unos momentos hermosos o a la discoteca con mis amigos y divertirnos sin parar. Ella era una persona en mi vida que parecía haber estado esperando desde que nací, se acoplaba a la perfección en cada plan, salida o con cada persona con la que yo me relacionaba.

Cerré los ojos con una sonrisa dibujada en mi cara, ya por conciliar el sueño hasta que escuche un suspiro muy exagerado de parte de la argentina y como se movía el colchón a mi lado como señal de que se habia sentado rápidamente en la cama.

Abrí los ojos con sorpresa y la ví a mi lado sentada en la cama con un semblante de que hubiera recordado algo super importante. - ¿Qué p.. - No llegué a terminar cuando su voz emocionada me interrumpió.

- CUMPLIMOS SEIS MESES PASADO MAÑANA! - Gritó y yo asentí sin entender. - PASADO MAÑANA JUEGA BOCA CONTRA RIVER. - La mire aún dudando. - ES EL SUPER CLÁSICO ARGENTINO LA PUTA MADRE YA TENEMOS PLAN - Se tiró encima mío y comenzó a darme besos por toda la cara mientras yo reía. 

Sin dudas había conocido a la mujer indicada.


cafuné - pedriWhere stories live. Discover now