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POV BECKY

Freen no apareció por la mansión durante algunos días después de la fiesta de aniversario de Sarocha Group, pero como estaba muy ocupada alistándome para la entrevista de trabajo, no le di mucha importancia.

Ese día, Irin y yo habíamos quedado de vernos. Hacía 3 años que no la veía y estaba emocionada de volver a encontrarnos. Estaba esperando afuera de una cafetería cuando vi a lo lejos a una feliz Irin. No había cambiado nada, lucía exactamente igual. Era como mi hermana y después de tantos años separadas, extrañaba tenerla cerca para molestarla. Entramos a la cafetería para poder conversar tranquilamente.

"Bueno, cuéntame todo. ¿Cuándo te mudarás conmigo? Podemos hacer una fiesta de pijamas con algunas amigas más", ofreció Irin riendo.

"No tengo idea, Irin. Espero que sea pronto", respondí.

Irin pidió un café y para mí un té de leche y dos rebanadas de Tiramisú para disfrutar mientras seguimos conversando.

"Todavía no te ha dejado libre la idiota de Freen? No sé por qué te hace sufrir. Sigue habiendo muchos rumores de ella con la perra de Heidi", comentó Irin.

"No me importa ninguna de las dos. Cuando firmemos los papeles del divorcio, ya no tendré nada que ver con ellas", respondí.

"Yo siempre estaré para ti, Beck", aseguró Irin.

Irin y yo seguimos platicando. Le expresé mis sentimientos sobre el tema del divorcio y ella compartió conmigo su opinión. Pase lo que pase, sabía que Irin estaría ahí para mí.

"Recuerdas el puesto que te mencioné de marketing? Le hablé a mi jefa de ti, le di tu currículum. Está demasiado interesada en tu perfil. Quiere que vayas a una entrevista sí o sí, e incluso podrías convertirte en la cara de alguna marca", me dijo Irin.

"Debes estar bromeando, ¿verdad Irin?", le pregunté incrédula.

"Tendrás un gran futuro, Beck", me miró con asombro Irin.

Después de pasar toda la mañana platicando con Irin, fuimos a su departamento. Me prestó ropa presentable, ya que esa misma tarde tenía una entrevista de trabajo en Artimón Digital. Irin me sonrió y me dio una palmadita en el hombro para tranquilizarme. Empezamos a caminar hacia la empresa y, en cuanto llegamos, la jefa de Irin me hizo pasar a su oficina para la entrevista. Irin tuvo que ir a trabajar, así que ya no la vería al salir.

La entrevista fue realmente extensa. Me hicieron preguntas detalladas sobre mis conocimientos y cómo podría mejorar el enfoque de la empresa. Intenté mantener la calma y respondí lo mejor que pude. Después de casi una hora de entrevista, recibí la excelente noticia de que había obtenido el puesto. Salí de la empresa emocionada y rápidamente le envié un mensaje a Irin para contarle la buena noticia. Luego, llamé a un taxi para regresar a la Mansión.

Cuando llegué a la mansión, pude ver el deportivo de Freen estacionado en el garaje y las luces de la casa encendidas, lo que significaba que ella estaba adentro. Necesitaba hablar con ella y preguntarle la fecha exacta del divorcio. Pero al entrar, mi preocupación aumentó al ver a Freen tumbada en el sofá, agarrándose el estómago con una expresión de dolor en su rostro. Su mirada no lucía fría e indiferente como de costumbre, sino muy vulnerable.

"¿Qué te sucede? ¿Estás bien?", pregunté impaciente.

"Me... Duele... El... estómago", titubeó su voz.

Corrí a la cocina, donde teníamos el botiquín de medicamentos, y tomé las pastillas adecuadas, así como un vaso de agua. Regresé a su lado, puse las pastillas en su mano y acerqué el agua para que pudiera tomarlas. Después de tomar el medicamento, ella cerró los ojos mientras abrazaba una almohada. Esta faceta suya era tierna y me daban ganas de protegerla. Así que fui por una manta y la coloqué sobre ella.

"M-me voy a mudar", le dije con firmeza. Debía aprovechar este momento para hablar sobre nuestra situación.

"¿Qué dijiste?" - arrojó la manta a un lado y se sentó, mirándome con molestia.

"Me mudaré con Irin", repetí, pero en cuanto nuestros ojos se encontraron, perdí toda la valentía que había reunido.

"De ninguna manera", su voz era fuerte y cortante. El dolor regresó a su estómago y ella volvió a recostarse.

"Realizaremos los trámites de divorcio mañana ", dije mientras levantaba la manta para colocársela.

"Hablaremos después, primero báñate, hueles raro", dijo con una sonrisa. Era bueno verla peleando, eso significaba que la medicina estaba ayudando.

Subí a la ducha tal como me pidió Freen, pero mientras me bañaba, no entendía por qué no quería dejarme mudar y por qué estaba retrasando el trámite de divorcio. Había accedido a ello desde que regresé del extranjero, pero ahora parecía que la espera se alargaba aún más.

Terminé de ducharme y, mientras me secaba con una toalla, me di cuenta de que no había llevado mi ropa al baño. Así que salí de la habitación para poder cambiarme, pero entonces escuché a Freen subiendo las escaleras en dirección a la habitación. Corrí de vuelta al baño, ya que la toalla era demasiado corta para cubrirme por completo.

"Aún no has terminado", preguntó Freen desde fuera.

"Olvidé mi ropa", contesté torpemente.

La habitación quedó en silencio por un momento, y luego escuché cómo abría mi maleta.

"Tu ropa está en la cama, anda, cámbiate", dijo Freen antes de salir de la habitación y cerrar la puerta.

Terminé de cambiarme y luego escuché un fuerte quejido proveniente de abajo. Corrí rápidamente para ver a Freen, aún tumbada por el dolor.

"¿Qué ocurre?", pregunté preocupada.

"Aún me duele el estómago", respondió con voz débil.

¿Cómo es posible que el dolor volviera tan repentinamente? ¿Acaso estaba hablando en serio? No había pasado mucho tiempo desde que subió a la habitación tan tranquilamente. No sabía qué estaba tramando.

"Está bien, solo acuéstate", le dije. No podía dejar a Freen sola en estas condiciones, así que me senté en el sofá frente a ella para cuidarla. Pero pronto, Freen se quedó dormida y, momentos después, el sueño también me venció a mí.

El Lazo Que Nunca Se RompioWhere stories live. Discover now