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POV FREEN

Dos días habían pasado desde que no sabía nada de Becky y un nudo en mi estómago se había mantenido. Quería hablar con ella, explicarle todo esto que estaba sucediendo. No sabía qué estaba pasando por su mente, pero podía sentir esa fría distancia, como si estuviera tratando de olvidarme.

"Señorita Chankimha, ya está todo listo en la sala de juntas. El señor Sarocha llegó" - interrumpió mi asistente mis pensamientos al ingresar a la oficina.

"Gracias" - respondí mientras me dirigía a la sala de juntas, aunque con dudas, ya que el abuelo nunca antes había interferido en mis inversiones. Ingresé a la sala y encontré al abuelo mirando a través de la gran ventana.

"Abuelo, ¿todo está bien? Es extraño verte supervisando personalmente una inversión" - le pregunté con curiosidad.

"Quiero que se concrete, quiero que este trato se cierre hoy" - respondió él sin apartar la mirada del paisaje.

"Se hará. Esta inversión pondrá a Sarocha Group en primer lugar en el área tecnológica. Llevo un año colaborando con la corporación Saint-Clair" - le aseguré con confianza.

"Bien" - respondió él de manera escueta.

"Hay algo que te preocupe de esta inversión?" - insistí en obtener más información.

El abuelo permaneció serio y tomó asiento. En ese momento, la puerta de la sala se abrió y mi asistente dio paso a la persona que estábamos esperando. Al ver a esa persona, entendí por qué el abuelo había venido. Mi rostro se tornó de molestia.

"Señorita Saint-Clair, adelante" - dijo el abuelo. Alexandra se acercó, saludó al abuelo y luego se acercó a mí.

"Señorita Sarocha Chankimha, un gusto" - me dijo mientras extendía su mano para estrecharla. Hicimos contacto visual y dudé en corresponder el saludo, pero estando el abuelo presente, decidí hacerlo. Sin embargo, apreté su mano lo suficientemente fuerte como para causarle dolor. Suspiré, debía concentrarme en la inversión.

Empezamos la presentación, generando acuerdos y aclarando puntos que fueran convenientes para ambas partes. Llevábamos casi 45 minutos y, aunque odiaba admitirlo, ella sabía de lo que hablaba. Esta idiota arrogante sabía cómo llevar las inversiones y los acuerdos. A pesar de eso, me parecía desagradable.

"Y esta es la última firma. Mi abuelo estará satisfecho con esta inversión" -dijo Alexandra mientras entregaba los papeles. Se despidió de mí y del abuelo, dejándonos solos en la sala.

"Entiendo por qué viniste. ¿Me crees tan inmadura?" - le pregunté al abuelo, buscando su aprobación.

"Probablemente la habrías aventado por la ventana" - respondió con una sonrisa, y yo no pude evitar sonreír también.

"Freen... vayamos a tu oficina. Necesitamos hablar algo serio" -intervino el abuelo, y supuse que había algo malo que discutir.

Caminamos hacia mi oficina e informé a mi asistente que no nos interrumpieran. El abuelo tomó asiento frente a mi escritorio y puso unos papeles delante de mí.

Mientras comenzaba a leer los papeles, sentí como si el suelo se desmoronara debajo de mí. Mis manos temblaron, incapaces de creer lo que estaba viendo. Cada línea parecía un puñal en el corazón, y mi mente luchaba por procesar esta nueva realidad. ¿Cómo habíamos llegado a esto?

"¿Qué diablos significa esto, abuelo?" - solté con furia, frustrada por la situación en la que me encontraba.

"¿Por qué estás molesta? ¿No es esto lo que querías?" - respondió el abuelo con una calma exasperante.

"No entiendes, ¿verdad? ¿Cómo pudo esto trascender tan rápido? Esto no es válido. Necesito hablar con ella" - expresé angustiada, tratando desesperadamente de encontrar una explicación lógica.

"Son legales. Tu abogado mencionó que hace 6 meses firmaste los papeles del divorcio. Solo esperabas que ella regresara. Así que mi abogado visitó al tuyo y, con la firma de Rebecca, ahora es válido" - explicó el abuelo de manera fría y calculadora.

"No puedes hacerme esto. ¿Por qué la ayudaste? para que ahora este con la idiota de la familia Saint-Clair?" - exclamé enojada, sintiendo una mezcla de traición y dolor, mientras unas lágrimas cayeron.

El abuelo no mostró ninguna emoción. " Ahora eres libre. Si ella quiere estar con alguien más, no debes interferir. Si quieres estar con alguien más, Rebecca no debe interferir" - dijo con una calma que solo aumentaba mi frustración.

"¡Esto es una estupidez!" - grité mientras tomaba los papeles y los rompía en pedazos, dejando salir mi ira y desesperación, mientras caminaba a la salida.

El abuelo me miró con indiferencia. "Ahora puedes iniciar los trámites con la vividora" - gritó antes de que saliera de la oficina.


La frustración me consumía mientras abandonaba la empresa. Cada palabra del abuelo y todo lo escrito en ese maldito documento eran un recordatorio doloroso de todo lo que estaba perdiendo. Finalmente, había sucedido todo aquello que había intentado postergar.

En ese momento, nada más importaba. Necesitaba alejarme de todo, simplemente dejar que el mundo se desvaneciera por un rato.

Me dirigí al Sky bar, donde sabía que encontraría a Nam.

"Debió haber pasado algo fuerte para que estés tan temprano aquí" - dijo Nam mientras me ofrecía un vaso de agua.

La miré molesta. Sabía perfectamente que necesitaba alcohol.

Nam me miró por un momento, dudando qué hacer, pero finalmente cedió y ordenó que me dieran whisky.

"Deja aquí la botella" - fue lo único que le dije a Nam antes de tomar de un trago el primer vaso de alcohol.

Con cada sorbo, sentía cómo el alcohol quemaba mi garganta y calentaba mi cuerpo. La imagen de Becky se presentaban una y otra vez en mi mente, atormentándome. Seguí bebiendo sin control, sin preocuparme por las consecuencias. Nam intentaba quitarme la botella, pero ella sabía que si no bebía allí, lo haría en cualquier otro lugar fuera de su control.

Poco a poco, mis movimientos se volvieron más torpes, mis pensamientos se entremezclaron y mi visión se volvió borrosa. En medio de esa confusión, vislumbré a Becky besándose con Alexandra en una mesa cercana. Furiosa y llena de ira, me acerqué y jalé a aquella chica, solo para darme cuenta de que no era Becky. Su acompañante se enfadó y me empujó, haciéndome caer al suelo.

Nam se disculpó con los clientes y trató de enmendar mi error, pero yo ya no quería estar allí. Tomé mis llaves y salí de su vista, decidida a alejarme de todo y de todos. Me subí al coche, con pensamientos de traición y decepción invadiendo mi mente.

Sentía que Alexandra me estaba arrebatando lo más valioso, que Becky me había dejado de lado.

Conducía a toda velocidad, pasando coches y pasándome semáforos en rojo. El enojo, la impotencia y la tristeza me consumían por dentro. No podía soportar la idea de perder a Becky, de que ella ya no me quisiera. Pero mi ira me hizo perder el control del coche, y terminé chocando violentamente contra la valla de la carretera. Escuché un fuerte estruendo y sentí una sacudida intensa, seguida de un dolor agudo en todo mi cuerpo. Toqué mi cabeza y vi sangre en mis manos, vidrios esparcidos por todas partes. Minutos después, caí inconsciente.

El Lazo Que Nunca Se RompioNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ