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FREEN

Los guardaespaldas nos escoltaron hasta el despacho del abuelo, obligándonos a ingresar. El ambiente se sentía pesado y sabía que habría problemas. El abuelo lucía bastante molesto.

"Siéntense o también quieren que las obligue a sentarse?" - dijo el abuelo molesto. Ambas tomamos asiento frente a él.

"Abuelo, ¿cómo permitiste que esa idiota venga aquí? ¿Sabes lo que me hizo, no? ¿Acaso vino a humillarme más?" - habló Jane, visiblemente enojada.

"Yo tampoco quiero que esté aquí" - miré al abuelo, buscando su apoyo.

"¿Qué pretende Rebecca al traerla aquí? ¿Acaso esta es su casa para que tome decisiones así? ¿Acaso ya dejan entrar a cualquier basura?" - decía Jane cada vez más molesta. No entendía por qué estaba tan alterada.

"Jane, me dirás qué le dijiste a Rebecca" - preguntó el abuelo directamente. Algo había pasado entre ellas, pero no entendía a qué se refería.

"¿Por qué debería decirle algo? Deberías confiar en mí, yo sí soy de la familia. Pero ella se comporta como si algo de esto le perteneciera. No le basta con todo el dinero que le das por mes, no lo merece" - gritaba Jane, parecía bastante enfadada. Ella nunca se había comportado así, y mucho menos con Rebecca.

"Esperaba que fueras honesta" - dijo el abuelo con una mirada seria.

"Abuelo, debes hacer entrar en razón a Rebecca. Su lugar está en la residencia. Aún estamos casadas, ¿qué hace viviendo con otra mujer? Eso se ve mal" -  esperaba que el abuelo me ayudara. Con Alexandra en el país, sería imposible hablar con Becky.

"No querías divorciarte de ella? Ahora tienes las cosas más fáciles, haz el trámite. Tienes a mis abogados disponibles" - respondió el abuelo.

"Sí, pero hasta que eso suceda, debe estar conmigo en casa. Si es por lo que esa idiota pueda darle, que me lo pida. El dinero no es impedimento" - argumenté.

"Llevas viviendo tres años con esa vividora. Me hablas de moralidad, Freen? Solo hazle las cosas más fáciles a Rebecca" - añadió el abuelo.

"¿Siempre la vas a defender? ¿Crees que es una santa? ¿A qué juega a quedarse con toda la herencia familiar?" - volvió a hablar Jane, sin contener su enojo.

"¡CÁLLENSE! Rebecca, desde que cumplió la mayoría de edad, nunca ha tocado ningún peso de la cuenta que le di. El vehículo que le regalé cuando cumplió los 18 sigue en el maldito garaje. Y les recuerdo a ambas que todo lo hemos construido, su abuela y yo. Así que si puedo, les quito todos sus malditos privilegios. ¿Entendieron?" - gritó el abuelo, y ambas guardamos silencio como niñas regañadas.

"Entendido" - asentimos ambas, pero Jane seguía viéndose bastante molesta.

"Es el cumpleaños de su abuela. Más les vale comportarse. No quiero más espectáculo. Compórtense y la chica se queda, ¿oyeron?" - ordenó el abuelo.

Salimos de aquella oficina. El abuelo seguía bastante molesto. Estaba decepcionada y molesta. Al parecer, no iba a tener su apoyo. Sentí un vacío de repente. Llevaba ya dos días dándole vueltas a mi cabeza. ¿Acaso Rebecca ya no me amaba? Incluso yo había cortado todo contacto con Heidi durante estos dos días. Solo me llegaban los informes de su estado de salud, que al parecer empeoraba.

El Lazo Que Nunca Se RompioWhere stories live. Discover now