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A decir verdad, no quería dejar ir a Freen. La amaba, pero sería egoísta de mi parte retenerla, ya que el amor de su vida era Heidi. Así que, con mucho dolor, me haría a un lado para que ella encontrara su felicidad.

"Todo esto es culpa nuestra. No debimos forzarlas a casarse" - dijo la abuela apenada.

"Es culpa mía por no haber enseñado a Freen a tratar a su esposa" - decía mamá y se notaba con remordimiento.

"Becky, cariño, ¿te quieres divorciar porque estás enamorada de alguien más?" - preguntó la abuela, firme, al verme tan decidida.

"No es nada de eso, abuela. En cuanto salga con alguien, serás la primera en saberlo" - dije para tranquilizarla.

Todos estábamos en silencio, nadie decía nada. Jane me miraba expectante y sonreía, y el celular de Freen comenzó a sonar, provocando que todos volvieran la mirada hacia Freen, esperando a que contestara. Heidi tenía la habilidad de siempre llamar en los momentos menos oportunos.

La expresión serena del abuelo se tornó molesta. Miró a Freen con evidente disgusto, entrecerrando los ojos y soltando un suspiro.

"Cenemos, esa llamada puede esperar". - Ordenó el abuelo.

"Heidi no goza de buena salud, si no contesto se preocupará o se alterará" - Freen, trataba de sonar tranquila debido a su temor a la reacción del abuelo, Tomó su teléfono y se dirigió hacia la salida.

"Jovencita, si sales por esa puerta, no te molestes en volver. Posiblemente esa mujer esté enferma, pero no está en peligro inmediato. Todo lo que está haciendo es alejarte de tu esposa y tu familia. Te está convirtiendo en un cachorro al que puede invocar cuando quiera. ¿No tienes dignidad?" - regaño el abuelo.

"Déjala cariño, Cuando se dé cuenta de que ha perdido a Becky, será demasiado tarde. No hay necesidad de estresarse" - sus palabras de la abuela tenían como objetivo tranquilizarlo y mantener la calma en medio de la tensión familiar.

Todos nos quedamos en silencio mientras escuchaba cómo se alejaba rápidamente el automóvil de Freen. El abuelo Espero un momento antes de volver a hablar.

"Querida, ¿puedes ir a mi oficina a traer el certificado de matrimonio?" - ordenó el abuelo a su esposa.

"¿Qué? Pensé que hablarías con Freen otro día" - decía alterada la abuela.


"Rebecca es una buena chica. Ya la hicimos perder 3 años de su vida al obligarla a casarse con la estúpida de mi nieta. Incluso si no es con ella, hay más opciones" - contesto el abuelo.

"De acuerdo" - susurró la abuela. Subió con pesadez a la oficina y después de unos minutos trajo consigo el certificado de matrimonio y me lo entregó.

Habíamos terminado la cena, me despedí de todos y salí de la mansión con el certificado en mis manos. Mientras estaba pidiendo un taxi, Jane me alcanzó en la entrada con su vehículo.


"Sube, yo te llevo" -  sonrió Jane.

"Pero..." -  dudé.

"Becky, son órdenes del abuelo. Deja de ser testaruda" - me regañó Jane con una sonrisa.

"Bien" -  Jane bajó rápidamente del automóvil y abrió la puerta del copiloto. Siempre había sido tan linda conmigo.

Jane Florence era la mujer más dulce y tierna que había conocido. Su atractivo físico era único. Ella había tenido muchas novias, pero ninguna lo suficientemente formal como para presentarla a la familia. Cada vez que podía, me coqueteaba, pero yo, al estar enamorada de Freen, nunca le había prestado suficiente atención.


"Ya era hora" - susurró Jane mientras manejaba.

"¿Ah?" - pregunté volteando a verla.

"Divorciarte de la idiota de mi prima" -  dijo Jane.

"Sí, bueno, ambas merecemos ser felices" - sonreí aunque por dentro sentía un vacío.

Jane desaceleró y aparcó al lado de un parque. Volteó a verme y mi corazón dio un vuelco. ¿Qué le pasaba ahora a ella?

"Rebecca, no quiero perder otros 7 años. Dame la oportunidad de salir contigo. En cuanto tu matrimonio se termine, déjame enamorarte" -  su mirada era de anhelo al decirlo.

Jane me había confesado su amor cuando yo tenía 15 años. Incluso estuvimos a punto de besarnos, pero no pasó porque Freen llegó a interrumpir. Yo estaba enamorada de Freen y nada ni nadie me importaba. Estaba cegada y nunca me había detenido a pensar que estar con Jane habría resultado mejor. Si le daba la oportunidad a Jane, ¿el abuelo estaría feliz? Aunque Debía pensar en mí primero, en lo que realmente quería. Debía sanar y sacar completamente a Freen de mi vida.


"Jane, yo..." - comencé a decir.

"Becky" - acercó su mano acariciando mi mejilla, "sé que es muy pronto y tu corazón aún no sana" - decía mientras tomaba mi mano -  "pero yo no te dañaré. Iremos a tu ritmo".

"No... No puedo darte una respuesta ahora. Aún necesito divorciarme... Yo no sé, Jane. Necesito sacar a Freen" - mi voz titubeaba.

"Piénsalo, Becky... No te pido que nos casemos, solo déjame conocerte más poco a poco" -  acariciaba lentamente mi mejilla, haciéndome temblar.

Mi aliento se había ido, sentía mi garganta seca. Era demasiado pronto. No quería lastimar a Jane. Una parte de mí quería darle la oportunidad, pero una parte más grande aún amaba a Freen. Sin embargo, asentí a su propuesta y Jane sonrió.

"Solo dame tiempo" - susurré - no prometo nada ahora".

"Con eso basta" -  Jane volvió a encender el vehículo y me llevó hasta mi casa.

 Al menos esa noche podría dormir tranquila, Freen no estaba ahí. Jane se despidió de mí besando mi mejilla, me deseó buenas noches y se retiró. Esa noche estaba realmente feliz al tener el acta conmigo. Enseguida, cuando entré a la mansión, le envié un mensaje a Freen.

El Lazo Que Nunca Se RompioWhere stories live. Discover now