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POV BECKY

Estas dos semanas con Alexandra habían sido extrañas. Todo parecia un poco diferente. Cuando estoy cerca de ella, mi corazón late rápido y me pongo nerviosa. Cada vez que me mira, siento como si mi mente se quedara en blanco y no pudiera encontrar las palabras adecuadas para decir.

Me encontraba constantemente preguntándome cómo comportarme. Era un torbellino de emociones confusas, mientras ella sigue siendo la misma.

Hemos pasado las últimas dos semanas en su estudio. Yo la miro pintar y siempre me ha parecido fascinante la forma en que cada trazo cobra vida. Los colores, los detalles, todo es perfecto. Una sensación de calma y serenidad se apodera del estudio cuando está a punto de finalizar. La habilidad y talento de Alexandra le darán mucho éxito.


"Beck, ¿qué opinas? Esta estará en el salón principal" - dijo Alexandra apartándose del lienzo y me miró. Yo miré el lienzo.

El lienzo mostraba un rostro con una expresión de profunda introspección y anhelo. Sus ojos parecían buscar más allá de la realidad tangible, algo que solo puedes encontrar en los rincones más oscuros del alma humana, y yo quedé fascinada.

"No dirás nada? ¿Tan mala soy, Beck?" - volvió a hablar Alexandra.

"Tienes demasiado talento. Es una obra espectacular, me encanta. Pero mi opinión aquí no es importante, Alex" - respondí.

"¿Qué dices? La única opinión que me importa es la tuya. Lo que opinen los demás es irrelevante" - afirmó.

"Bueno, pues a mí me encanta. Es fascinante verte trabajar en algo así. Dentro de poco serás noticia mundial. No sé si estoy lista para todo tu ego" - bromeé.

"Serás la primera a quien le dé mi autógrafo" - dijo y segundos después tomó su pincel y dejó una línea en mi mejilla.

"Alexandra..." -grité y tomé un pincel.

Alcancé a Alex y tracé una línea amarilla en su frente. Estaba a punto de correr, pero Alexandra me tomó del pie haciéndome caer al suelo. Se posicionó encima de mí, sin dejarme mover, y tomó su paleta de colores. Trasó varias líneas por todo mi rostro. Como aún llevaba el pincel, hice lo mismo sobre sus manos y sus mejillas. Ambas estábamos riéndonos demasiado por las cosquillas que el pincel causaba en nuestros rostros.

De pronto, el silencio se hizo presente. Alexandra me miró con ternura y luego posó su mirada en mis labios. Pensé: ¿por qué no? Debía darme esa oportunidad. Estaba lista para dar ese paso con Alexandra. Ella me había dado mi espacio, no había forzado nada y me sentía bien con ella.

"Beck..." - pasó la yema de sus dedos sobre mis labios.

Nuestras respiraciones eran entrecortadas, mi cuerpo temblaba ligeramente y mi corazón latía rápido. Alexandra se inclinó, pero al verla dudar, supe que también debía dar un paso. Puse mi mano sobre su nuca, atrayéndola más hacia mí para que no se alejara.

"Señorita Saint-Clair, si no lo hace, creeré que es una cobarde" - susurré cerca de sus labios. Ella sonrió y al fin nuestros labios se unieron.

Envolvió mis labios con los suyos. Eran suaves y se movían en sincronía lentamente junto con los míos. Saboreaba cada parte de mi boca. Era como si esa pieza de puzle estuviera encajando perfectamente. Movía sus labios con ternura y delicadeza, deseando transmitirme todo lo que estaba sintiendo con el simple toque de sus labios en los míos. Nos separamos poco a poco debido a la falta de aire. Cuando me miró, la noté sonrojada. Era raro ver a Alexandra así de vulnerable. Sonreí mientras acariciaba su mejilla.

El Lazo Que Nunca Se RompioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora