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POV FREEN

Cada vez que pisaba la mansión de nuestra familia, surgían innumerables problemas que recaían sobre mis hombros. No había un solo momento de paz o una sonrisa que pudiera escaparse. Ser la nieta de Luan Sarocha conlleva una carga aún más pesada para mí, ya que había accedido a ser su sucesora.

Llegué al hospital y me dirigí a la habitación 328, donde se encontraba Heidi. Estaba tan frustrada que sentía ganas de romper algo. Estaba sentada al borde de la cama de Heidi y en ese momento recibí un mensaje de texto de Rebecca.

📩Tengo nuestro certificado de matrimonio📩  -  tuve que leer el mensaje varias veces para creerlo.

Perdida en mi celular, revisé la galería de fotos y allí estaba la única imagen que conservaba de nuestra boda. Rebecca estaba tan cerca de mí, con una sonrisa dulce, tierna y angelical que parecía emanar desde lo más profundo de su corazón. Lucía tan hermosa y perfecta, mientras que yo mantenía una expresión de molestia, como una niña arrastrada a una actividad contra su voluntad.

Rebecca había sido tan feliz el día que se casó conmigo. Pasé mi dedo por su rostro y una oleada de sentimientos me invadió. Quería llorar. ¿Cómo era posible que la Rebecca de hace tres años hubiera cambiado tanto? Ya no me amaba y lo único que deseaba era liberarse de mí. No estaba preparada para verla salir de mi vida.

Estaba conteniendo tanto que mis sollozos ahogados tal vez despertaron a Heidi.

"¿Has vuelto a pelear con tu familia?" - preguntó Heidi débilmente al verme.

"Sí..."  - respondí.

"Lo siento, Freen. Es mi culpa. Yo soy la razón por la que siempre estás discutiendo y no puedes tener paz con tu familia"  - dijo mientras lloraba.

"No te culpes, Heidi. Es solo que Rebecca le pidió al abuelo el certificado de matrimonio, eso es todo"  - dije mientras guardaba mi celular.

"¿Entonces lo consiguió?" - sus ojos se llenaron de emoción e ilusión.

"Sí"  - contesté.

La expresión feliz y emocionada en el rostro de Heidi no me hacía sentir bien, ya que en mi mente venía la imagen de Rebecca pidiéndole el certificado de matrimonio a mi abuelo. En ese momento, me di cuenta de que Rebecca estaba decidida a separarse de mí.

Tenía dos mujeres en mi vida: una deseaba divorciarse de mí, mientras que la otra anhelaba casarse conmigo. Pero, ¿y yo? ¿Qué era lo que realmente quería? De repente, me di cuenta de que no sabía qué deseaba. Las decisiones se volvían cada vez más difíciles.

Había prometido a Heidi divorciarme y casarme con ella para hacerla feliz en sus últimos días, pero eso no me convencía. Después de que Heidi se quedó dormida, salí del hospital para dar un paseo, aunque ya era de noche.


Manejaba mi Bugatti negro como una adolescente ebria y desconsolada. Me sentía perdida y muy confundida. Deambulé sin rumbo durante un rato y poco tiempo después me encontraba estacionando frente a la mansión donde se encontraba Rebecca.


Bajé la ventanilla para mirar hacia su habitación. Probablemente estaba durmiendo con una sonrisa de satisfacción al haber conseguido nuestro certificado de matrimonio. Estaba seguramente emocionada porque sería cuestión de tiempo para poder deshacerse de mí.

Aquella idea me molestó tanto que encendí un cigarrillo y di una calada profunda. Al parecer, esa era la única forma que me quedaba para poder tranquilizarme, aunque sabía que no debía hacerlo.

El Lazo Que Nunca Se RompioWhere stories live. Discover now