El Lazo Que Nunca Se Rompio

The End

POV FREEN

Habían pasado casi dos años desde que pronunciamos nuestros votos, y cada día que pasaba junto a Becky era un recordatorio constante del amor profundo que compartíamos. Parecía que el tiempo se había detenido en el vasto universo de nuestra historia juntas, como si nuestras almas estuvieran destinadas a encontrarse desde el principio de los tiempos.

Recuerdo claramente los primeros seis meses de nuestro matrimonio, en los que nos aventuramos en una luna de miel prolongada, recorriendo diferentes países y creando recuerdos inolvidables. Cada día era una nueva aventura, y cada experiencia compartida fortalecía nuestros lazos.

El último año había sido un torbellino de emociones y desafíos. Juntas, nos enfrentamos a los desafíos empresariales y tomamos las riendas de nuestras empresas. Ver a Becky brillar como una CEO consumada era un espectáculo que me llenaba de admiración. Su liderazgo natural y su capacidad para inspirar a otros eran verdaderamente asombrosos.

Pero hubo un momento, hace seis meses, que cambió para siempre el rumbo de nuestra vida. Mientras nos entregábamos al amor y la intimidad en nuestra alcoba, Becky me sorprendió con sus palabras. Quería tener un bebé. El deseo de formar una familia y dar vida a una nueva generación de amor y felicidad nos inundó a ambas con una mezcla de emoción y esperanza.

Aunque nuestra vida juntas ya era perfecta, la idea de expandir nuestro amor y vínculo con un pequeño ser que llevara parte de nosotras era emocionante.

Hace tres meses, nos embarcamos en nuestro segundo tratamiento de inseminación, después de la desilusión que sentimos por el fracaso del primero. Ver a Becky triste me apachurro el corazón.

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POV BECKY

Con el corazón en un puño, salí del baño, las lágrimas aún resbalando por mis mejillas en un torrente silencioso. La videollamada de Alexandra parpadeaba en la pantalla, y con un esfuerzo titánico, me obligué a limpiar mis lágrimas antes de contestar.

Alexandra apareció en la pantalla, Habían pasado apenas seis meses desde que pronuncio sus votos en una boda mágica, llena de amor y felicidad.

Conoció a Shanya en uno de sus viajes a Bangkok, y desde ese momento había capturado por completo su corazón. El amor que compartían era único, se complementaban de una manera que nunca había experimentado antes. Juntas, decidieron que no querían esperar mucho tiempo para formar su propia familia.

Juntas, habían decidido no esperar mucho tiempo para formar una familia propia, y apenas tres meses después de iniciar el tratamiento de inseminación, recibieron la noticia que tanto ansiaban: estaban esperando a su primer bebé. La alegría que irradiaba Alexandra al hablar de el embarazo de Shanya era contagiosa, no podía evitar sonreír al verla tan feliz y radiante.

Alexandra se había mudado a Bangkok, donde continuaba con su exitosa carrera como artista reconocida, cautivando a todos con cada exposición que montaba. Además, compartía varias empresas con Freen, consolidando su posición como una mujer de negocios formidable. Por otro lado, Shanya era la heredera de una cadena de hoteles de lujo en Asia, una posición que le otorgaba un prestigio y una influencia considerables.

La familia de Shanya había acogido a Alexandra con los brazos abiertos, reconociendo en ella el amor sincero que sentía por su hija. Ver a Alexandra encontrar la felicidad que tanto merecía era un bálsamo para mi alma, me embargaba una sensación de gratitud y alegría al verla tan plena y radiante.