LA INVASIÓN DE LAS MASCOTAS

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En una primera impresión, si contemplamos a la gente que nos rodea, nos parece que todo está bien. Que las personas viven tranquilas dedicadas a sus quehaceres cotidianos. Jugando a la lotería, haciendo la compra, celebrando sus cumpleaños o sacando a pasear a sus mascotas. Pero una mirada más atenta y escarbando un poco en el sentimiento verdadero de los ciudadanos nos damos cuenta de que no es así, que no están tan contentos. Lo cierto es que el personal está cabreado, crispado y harto de tantas normas y leyes. La sociedad que debía evolucionar hacia la libertad es esclavizada cada día más, y sometida a normas y leyes que jamás se nos hubieran ocurrido antiguamente. Todo se regula. Todo se normaliza. Y lo peor es que las normas las cumplen siempre los mismos: los ciudadanos más cívicos. Estos obedecen lo que les echen y están tan acostumbrados a cumplir las reglas que hasta tiran el papelito del chicle a la papelera. Y si no encuentran ninguna cerca son capaces de guardarse el envoltorio en el bolsillo hasta llegar a su casa. Si a uno de estos “buenos ciudadanos” se le pilla en una infracción se le castiga sin piedad. Sin embargo al energúmeno que aparca en doble fila entorpeciendo la salida de un vehículo y que después viene, cuando le da la gana, y encima te amenaza con darte dos hostias por protestar, a ese no le pasa nada.

Uno de los grupos más perseguidos en nuestra sociedad es el de propietario de mascotas. Siempre hay un policía cerca (pero nunca cuando los necesitas) incluso en bicicleta, que te amonesta sobre tu perro. Que no lo puedes llevar suelto en el parque, que no te acerques a zonas en donde haya niños. Que recojas la “caquita” de tu perro, calentita y blanducha con una bolsa y la tires a la papelera (me pregunto si alguno se la llevará a su casa en el bolsillo cuando no encuentre una papelera cerca) Pero ¿Quién ha recogido la caca de los perros antiguamente?

Ya sé que todo esto es necesario, mas o menos, pero es que ¿no hay otros delitos que deban ser perseguidos al menos con el mismo celo? Que hoy es más grave bajarte una peli de internet que darle una paliza a un tío.

Hartos de tanta norma intransigente los dueños de mascotas se pusieron de acuerdo y un día soltaron a todas sus mascotas en la calle. El caos de aquel día se lo pueden figurar. Miles de animales invadieron las calles de las ciudades colapsando todos los servicios. Se soltaron incluso serpientes, ardillas, arañas… etc. Llenaron todo de pis y cacas. Los animales más grandes atacaban a las personas y varios niños fueron asesinados por los perros… ¡Ay! ¿Qué sería de nuestra sociedad, con sus normas y sus tonterías, sin esos abnegados cuidadores de mascotas que las mantienen a raya? ¿Han pensado alguna vez los gobernantes si se debería de pagar a las personas por cuidar a las mascotas?

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