La redada

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Con una brutal patada la cerradura se partió y la puerta se abrió dando un portazo inverso.

-¡Alto ahí¡- Gritaron los agentes -¡Policía anti-tabaco, que nadie se mueva!- Volvieron a gritar impeliendo con un gesto amenazador mas terror al grupo de ciudadanos que se hallaban en el local.

A pesar de la orden todos los que se hallaban en el recinto corrieron despavoridos hacia las distintas dependencias. Incluso hubo alguno que tuvo la estúpida idea de salir por la puerta custodiada férreamente por cuatro agentes de la BAT (brigada anti-tabaco, más conocida por los ciudadanos como “los murciélagos”) Inmediatamente fueron reducidos y arrojados al suelo en donde les ordenaron ponerse boca abajo. 

-Estos fumadores cada día son más tontos- Comentó uno de los policías.

-Sí, el tabaco les destroza las neuronas- Respondió el otro convencido. 

El resto de los atemorizados detenidos fue obligado a ponerse de cara a la pared en donde fueron cacheados a fondo. Las pruebas halladas en el lugar, inumerables colillas y tabaco, eran suficientes para condenar a aquellos ciudadanos incívicos a pagar una sustanciosa multa que vendría muy bien para sufragar los nuevos uniformes del cuerpo que con toda la intención serían de color marrón tabaco.

En aquella fructífera redada fueron requisados 20 cartones de cigarrillos rubio, 15 cartones de tabaco negro y 4 cajas de puros habanos. También fueron multados más de quinientas personas entre los que se encontraban los desconcertados novios.

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