El poema del ciego.
No veo lo que tú ves, pero veo con la mirada de mi alma.
Y te veo a ti. ¿Tú me ves?
Yo no te veo, pero sé que te amo y que veo tu calor y tu piel suave y cálida.
No veo, pero si viera te vería a ti resplandeciente, iluminada como un sol.
Si viera querría verte cada día, pero no veo y si viera te vería a ti, como tú me ves.
¿Me ves?
El poema del sordo.
Si me hablas no te escucho pero te oigo, oigo tu latir, tu corazón dentro de tu pecho.
Y te amo, te amo y oigo tus caricias y tu voz suave que me dice palabras de amor.
No te oigo, pero sé que eres una sinfonía de placeres y encantamientos.
Óyeme tú a mí, pues yo a ti te oigo con el corazón.
El poema del mudo.
¿¿??