Cuando desperté me encontraba aturdida. Me parecía vivir en un sueño en donde yo era la espectadora de una historia que sucedía a pocos metros de mí. Menos mal que todo era un sueño, si no hubiera sido terrible contemplar aquella escena. Estaba observando una sala desde mi habitación, al menos eso me parecía. En medio de ella se hallaba un hombre vestido de cirujano, un gorro, una mascarilla y un peto verde me hacían pensar que eso es lo que era aquel personaje. Me sentí divertida de la representación que este sueño iba a desarrollar delante de mis ojos. El hombre parecía estar practicando con un bisturí en varias patatas crudas. Las cortaba una y otra vez con una precisión y maestría propias de un gran profesional. Lo mismo las seccionaba por la mitad que las troceaba a cuadritos. En mi ensoñación me sentía una privilegiada contemplando aquella escena desde la primera fila. El cirujano cortaba la patata una y otra vez en trozos cada vez más pequeños con gran destreza y de pronto me miró. Era extraño que se fijara en mí pues yo estaba soñando con él y no debería verme. Creo que pronunció unas palabras un tanto ininteligibles que no pude entender. Es posible que dijera: ¿ya te has despertado? Yo no contesté, al fin y al cabo era mi sueño y yo no quería responderle. Pero ante mi asombro se acerco a mí lentamente con el bisturí en la mano y una sonrisa repugnante en los labios… babeaba. En ese momento me fije bien en las patatas, no eran patatas, eran trozos de carne lo que aquel tipo cortaba tan diestramente. Sin mediar palabra me hizo un corte en el brazo con su afiladísimo instrumento. Al principio no sentí nada. De pronto un dolor aterrador me zarandeó y recordé. Estaba en el aparcamiento, abrí mi automóvil y me disponía a arrancarlo cuando alguien me atacó por detrás poniéndome algo en la boca que olía muy fuerte. Me resistí desesperadamente durante unos segundos… al final todo se volvió blanco, luego negro, y lo siguiente que recuerdo es la escena del cirujano cortando lo que creí que eran patatas. Otro corte en un muslo. ¡Ay! Este hombre me está matando… otro en el vientre… joder ¡qué dolor! ¡Ayudadme! ¡Ayudadme! ¡Este hombre me está matando! ¡Por Dios, que alguien me ayude!
