El vuelo

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Mi capacidad de vuelo es excepcional. Lo cierto es que me gusta mantenerme en el aire inmóvil como los colibríes y de golpe lanzarme hacia cualquier lado a toda velocidad. Da igual si es arriba o abajo, a la derecha o a la izquierda. Bueno, tengo que decir, en honor a la verdad, que no es un mérito mío, nací con este don. No vayan a pensar ustedes que tuve que ir a alguna escuela especial ni nada parecido, ¡qué va! Recuerdo que sabía volar así desde pequeña. Me fascina viajar con tanta rapidez, así llego en poco tiempo a cualquier parte. Y entrar y salir libremente de sitios a dónde pocos pueden llegar. Hablando de entrar. Ahí abajo hay una cueva, seguramente estará llena de restos. Voy a descender. Lo que me imaginaba, llena de toda clase de piezas orgánicas. Esta cavidad es negra y oscura como la boca de un lobo, tendré que usar más mi sentido del olfato que la vista, pondré a trabajar mi escáner olfativo. Aquí tenemos un hallazgo maravilloso, una sustancia cuyo espectro aromático se sitúa en un 90%. Uhmm, ¡huele que alimenta!... pero ¿qué pasa? ¿Un temblor? La cueva se mueve. ¡Cielos! ¡Debo salir inmediatamente! Vuelo en sentido vertical hacia la luz del exterior sorteando las paredes y evitando los obstáculos. Parece que la entrada se está cerrando… sí, se cierra, debo imprimir toda la velocidad posible. Cada vez se cierra más… más… más… más rápido, más rápido ¡uf! ¡De milagro! Al final he salido en el último instante, haciendo una increíble acrobacia antes de que se cerrase del todo y quedase atrapada dentro. Hoy en día es muy peligroso meterse en las bolsas de basura de los humanos, con esas cintas que tienen para atarse cuando están llenas. Se de algunas moscas, amigas mías, que han sido encerradas dentro y ya no hemos vuelto a saber nunca más de ellas.

RELATOSWhere stories live. Discover now