CAPITULO 20: LA CARTA

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POV ANASTASIA

Llego. Por fin llego la carta que tanto he esperado. Cuando termine la escuela, mande muchas solicitudes a distintas universidad para estudiar literatura inglesa. No quería estudiar fuera de Seattle, así que mande la única que realmente me importaba era la universidad de Seattle. Y aquí está, en mis manos. Aun no la he abierto. No quiero hacerlo sola, así que voy conduciendo rumbo a la oficina de cristian.

Cuando llego, estaciono mi vehículo en uno de los estacionamientos reservados que tiene. Saco mi bolso donde guardo las llaves y dónde va la carta. Cierro el auto y subo en el ascensor. Marco el piso 20 del edificio y espero impaciente que llegue al piso marcado.

En estos años la empresa de cristian a crecido mucho, no solo tiene negocios en todo Estados Unidos sino además en varios países de Europa, Asia y América Latina. Hace unos meses le roge que comprara un cargamento de café fresco de cuba, no me gusta tanto el café pero ese es mi favorito y el único que tolera mi estomago. Dos días después de mi petición, me informo que había comprado parte de las acciones de la empresa y ahora era unos de los dueños mayoritarios, así que a cada cierto tiempo llegan al departamento unas cajas que dentro de ellas venían frascos con granos de café recién tostados. Como Seattle es una cuidad lluviosa y muy fría, un taza de café humeante con unas tostadas, un gran sofá-cama, tapada con una frazada de polar, en los brazos de cristian mientras vemos alguna película, es lo mejor del mundo.

También compro una empresa de Chile donde producen uno de los mejores vinos orgánicos, no soy una experta en ellos pero me enamore de ese. También ha comprado varias empresas en Argentina, Colombia, México, Costa Rica, entre otros.

El pitido del ascensor me saca de mis pensamientos. Salgo y llego donde esta Andrea, me cae muy bien, ella es muy amable y muy servicial.

-buenas tardes Andrea-

-buenas tardes. Señorita Stelle-

-¿se encuentra Cristian?-

-sí pero está en una reunión-

-¿se demorara mucho?-

-no lo sé, aunque ya llevan más de hora y media-

-mmm ¿puedo esperarlo en la oficina?-

-sí, claro. ¿necesita algo?-

-un te si no es molestia. Y Andrea no le digas a cristian que lo estoy esperando. Quiero que sea una sorpresa-

-como usted quiera señorita. Enseguida le traigo su te-

-Andrea. Es Ana-

-claro, Ana- dice mientras sonríe.

Entro en la oficina. Es blanca con un gran ventanal detrás del escritorio, dando una de las mejores vistas de Seattle. Me siento en la gran silla que hay en frente de su escritorio. Siento que tocan, entra Andrea y deja mi te, le doy las gracias y se retira.

Mas o menos, una media hora después, entra cristian con el ceño fruncido y enojado pero cuando me ve, su enojo desaparece y más bien se ve sorprendido. Me levanto y me acerco. Le robo un casto beso, pero cristian lo hace intenso. Arrasa mis labios mientras su lengua intrusa registra mi boca y juega con la mía, el beso tierno que inicie se ha convertido en un beso lujurioso y lo mejor de todo es que me gusta. Nos separamos por falta de oxigeno. Juntamos nuestras frente esperando que ingrese un poco oxigeno a mis desfallecidos pulmones.

-¿Qué haces aquí, nena?-

-llego- le digo. Abre sus ojos diciéndome que no entiende -la carta llego y no quería abrirla si no estabas a mi lado-

Entre-lazados: Cristian y Ana Kde žijí příběhy. Začni objevovat