Se conocen desde siempre.
Ella una chica dulce pero dañada por su familia biológica.
El un chico inocente pero dañado por su familia biológica.
Ellos se conocieron cuando ella tenia meses de nacida y el 6 años.
Desde ese momento, nunca se han separa...
-no quiero más, Cristian. ¿Qué tan difícil es eso de comprender? No tengo hambre. Solo quiero beber algo- le gruño. He estado con algunos malestares y es debido a que en cualquier momento puede nacer Teddy. Mi barriga ya es enorme, no puedo ver mis pies.
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Parezco una ballena. Suspiro. No es que no me guste estar embarazada pero todo cuerpo llega a un momento de que ya no puede más y este es mi caso. No quiero pelear con Cristian de esto pero él debe de entender que lo único que quiero es que mi pequeño salga de su escondiste. Aunque también me aterra la idea de que este afuera de mí y no sea la mejor madre para él.
-nena, debes comer un poco. Aunque sea un pedazo de fruta- me mira y me está tendiendo un tenedor con un pedazo de fresa.
-de verdad Cristian, no quiero. Solo quiero dormir y si es que puedo- le digo cabizbaja.
-Ana no me hagas enojar. Además no me gusta botar la comida y eso lo sabes- me regaña.
-entonces deja de pedir comida por mí. Te dije antes que nos levantáramos de la cama que no tenía ganas de comer, pero el yo lo controlo todo, tenía que dar su última palabra y decirle a Gail que haga mi desayuno-
-Ana, no empieces-
-tu empezaste. Si tengo hambre comeré y tengo a alguien en mi interior que me lo recordara. Por favor Cristian, no quiero pelear y créeme que si tengo hambre le pediré a Gail que me cocine o lo puedo hacer yo. Por favor no seas tan cascarrabias. Y no me metas la comida con un embudo- me paro y camino rumbo a la habitación.
Lo único que he hecho estos días es dormir y estar en la cama o en la biblioteca. Es como un escape pero cuando llega la noche o el simple hecho de tener cerca el cuerpo de mi esposo me libera y libido se dispara. Siento que lo estoy utilizando y no me gusta pero es lo único que quiero. Ser un oso que hiberna cuando está lejos de su pareja y una fiera salvaje cuando lo tengo cerca.
Siento que me sigue y cuando me ve entrar a la cama se gana a mi lado. Acaricia mi mejilla y ese contacto me hace querer llorar. Uff, odio que mis hormonas me jueguen malas pasadas sobre todo cuando Cristian está conmigo. Estas escenas lo descolocan.
-cariño, lo siento. Sabes que me preocupo y de lo único que puedo ser parte del embarazo es que estés bien alimentada, contenta y tranquila. No tengo más participación en el embarazo. Sé que los dos hicimos a este bebé- dice cuando acaricia mi vientre –pero no puedo hacer nada más. Y eso me deja atados de manos. Espero que me entiendas- se ve tan tierno cuando se siente culpable. Es como un perrito abandonado.
-Cristian esto ya está por terminar. ¡Diablos! Has pasado de los celos irracionales y ahora esta con un ataque de control que está en un porcentaje del 0 por ciento. Sé que estas nervioso, yo también lo estoy pero estos nervios nos hacen mal, me hacen mal. La doctora nos dio fecha límite el día jueves y estamos a martes. Ya te dije que no he decidido si quiero parto natural o cesárea-
