Seda y d'rkstyl. Parte I

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La cima de la espigada torre era el lugar más fresco de todo Avalouhn en la estación de estío en Fälant: el viento se colaba a placer a través de las elevadas ventanas, rematadas por un arco ojival y separadas por estrechas columnas, y aun así el calor era apenas soportable.

Dentro, reclinada en un confortable diván de ébano forrado con terciopelo carmesí, Mrrgan T' Fä, suprema gobernante de älvs y fä, se entretenía jugando distraídamente con tres esferas de acero, las cuales hacía flotar suavemente sobre su mano derecha.

Los balines, de aproximadamente cuatro centímetros de diámetro, bailaban en el aire respondiendo a los delicados movimientos de aquella mano decorada con incrustaciones de d'rkstyl; sin embargo, los pequeños trozos del oscuro metal habían sido no sólo pegados, sino literalmente encajados en la suave piel azul de la reina, formando un abstracto patrón fractal cuyo propósito, no obstante, no era sólo ser bello, sino canalizar el inmenso poder de la monarca.

Una esclava humana abanicaba a la reina en un vano intento por alejar el calor, al tiempo que era acicalada por varias más de distintas razas, las más hermosas de su "colección", quienes se encargaban de peinar el largo y plateado cabello, decorar las largas uñas con pequeños rubíes y cristales de obsidiana, de ajustar la toga y el manto o de calar las incontables joyas que debían resaltar la belleza de la llamada "Dama de Seda y Obsidiana".

Otras tantas jovencitas, mientras tanto, atendían al extenso séquito de la reina: desde los habituales aduladores y pretendientes, hasta los embajadores, diplomáticos y representantes de reinos y pueblos tanto vecinos como distantes que buscaban audiencia con la reina. Incluso podía hacerse presente alguno de los 66 sidhés en persona o, al menos, alguno de sus mensajeros, quienes intentaban, entre semejante barullo, hablar con la reina de asuntos que cada uno de ellos consideraba de "vital importancia".

Entre ellos se encontraba Roun U'Vraian, antiguo general transformado en Sidhé (Señor de la Guerra) al recibir un feudo en recompensa por sus servicios en la guerra que exterminó a la poderosa Casa de la Hidra, una de las principales opositoras a que Mrrgan T' Fa recibiera el título de Leannhan Sidhé.

Sin embargo, el una vez orgulloso general se vio forzado a aceptar -a cambio de su vida- un feudo eminentemente agrícola en el extremo oriental de Fälant y ahora no le quedaba más remedio que resignarse a ser visto como un simple "granjero" y, por consiguiente, a ser francamente ignorado por la reina Mrrgan, quien no dejaba de darle vueltas a las tres esferas que giraban sobre sus manos, dibujando intrincados patrones al tiempo que cambiaban de forma a la menor señal de los azules dedos: de esferas a octaedros y de éstos a pequeños y afilados conos, gotas de lluvia, pirámides o incluso complejas estrellas de múltiples puntas.

Y revoloteando alrededor de los inquietos trozos de metal se encontraba la meiht de Mrrgan T'Fä, primera entre la inmensa nube de fä que aleteaban a lo largo, ancho y alto del recinto y que contribuían al incesante barullo con el zumbido que eran sus diminutas voces.

De vez en cuando, aquí y allá se podían escuchar repentinos estallidos de cacofónicos y agudos chasquidos que revelaban las inevitables disputas entre las pequeñas pestes. Su lealtad y atenciones estaban dedicadas únicamente a los älv, el resto de los seres vivientes en Phantasya, incluso ellas mismas, tenían que sufrir de toda su crueldad e ilimitada malicia.

Así, aunque la consorte de la reina parecía embebida en la evolución de las esferas que levitaban, inquietas, sobre la mano de su meiht, las pobres esclavas sabían que debían cuidarse de los repentinos arranques de la maligna criaturita, quien en cualquier momento podía aburrirse del pequeño espectáculo y buscar un nuevo entretenimiento, que casi siempre consistía en atormentar a alguna de ellas ante la mirada divertida del resto del séquito de su señora.

Phantasya. Trinidad de sombrasOnde as histórias ganham vida. Descobre agora