Anochecer de sangre y gloria. Parte III

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El shock: un enjambre de venablos, que parecían venir de más allá de los límites del jardín, se abatió sobre el estrado y sólo los felinos reflejos de PRinç XSarm habían librado a Mrrgan T' Fä de una muerte segura, mientras varios de sus guardaespaldas cayeron muertos o heridos por la lluvia de flechas. El primero en reaccionar, el heredero al trono de Thrauumlänt había conseguido ocultar a la reina detrás del alto respaldo de su silla.

Enseguida... el pavor: los arreglos de coral-cuarzo y coral-obsidiana que redistribuían la luz de velas y antorchas comenzaron a estallar al azar a todo lo largo y ancho del jardín, provocando una estampida entre los invitados, quienes corrieron en todas direcciones en busca de una salida que, aunque todos sabían dónde estaba, nadie atinaba a encontrar en medio del pánico generalizado.

Detrás del reducido espacio del trono, Mrrgan se dejaba abrazar estrechamente por PRinç, quien, por mero reflejo había tratado de echar mano a su espada y al no encontrarla, no pudo sino maldecir en un susurro la ley que prohibía a los extranjeros portar armas en Fälant.

Y mientras sehr Lnz Zeal't se arrastraba por entre las sillas del podium hasta alcanzar a su reina, en el resto del jardín, los Fiannas por fin habían conseguido organizar a D'ltax y R'nyerx para empezar a reunir a los campeones y escoltarlos a la salida a través de la multitud que seguía intentando huir de un enemigo invisible hasta ese momento.

Las explosiones de los arreglos de coral parecían interminables y paulatinamente habían ido llenando el jardín norte de Ka'am Halot con una neblina resplandeciente y tan cerrada que apenas podían verse la nariz y mientras los invitados corrían de un lado a otro creando un caos perfecto, en el podium, la reina y el príncipe habían salido desde detrás del trono, aún en brazos uno del otro.

Una solitaria flecha salió de las profundidades de la neblina, en busca del corazón de la Leannan Sidhé pero PRinç logró girar con ella entre sus brazos, para protegerla con su propio cuerpo de una flecha que, no obstante, jamás llegaría a su destino, interceptada por los reflejos serpentinos de sehr Zeal't, quien se limitó a quebrar el asta con su puño de hierro.

-¡Pronto, resguarden a la reina! ¡Llévenla a un lugar seguro!- ordenó PRinç al tiempo que, obedeciendo a un impulso, estrechó aún más a Mrrgan y le plantó un beso que pasó de tierno a apasionado en apenas un santiamén -Ponte a salvo, yo te alcanzo en cuanto pueda-

Desconcertada, la Leannan Sidhé apenas atinó a acariciar con ternura el mentón del príncipe antes de que éste desapareciera a toda carrera entre la densa neblina, con una espada que Zeal't le había proporcionado a falta de la suya.

-Te estaré esperando- le prometió la reina mientras lo veía partir y aguardaba a que el Primer Fianna reuniera a su guardia y a los campeones que ya la esperaban al pie del estrado.

Todos menos una.

¡Ése era el momento! Aquello era justo lo que Cyan había estado esperando desde que Nemahurero-more-noviyo la encontrara en el Jardín de los Senderos Infinitos y más aún desde que Shai-re la besara en el Pasillo de Oro.

Aquel casi inexistente momento en que el beso de PRinç hizo a Deihm Mrrgan bajar su guardia y aflojar el férreo control que ejercía sobre su voluntad, era todo lo que Cyan necesitaba para morder la "semilla de la libertad", la cual, al menos por unas horas, la libraría del infame hechizo de la gargantilla.

Oculta por la niebla y justo cuando la Leannan Sidhé y su séquito cruzaban la puerta sur del jardín rumbo al palacio, Cyan saltó, giró sobre su propio eje y asestó una brutal patada a la cabeza de un desconcertado Thiry Ztn, quien aún esperaba que Dama Mrrgan la diera a Máscara de la Muerte la orden de partir, y un veloz golpe con el dorso de la mano arrojó a la fä del Segundo Fianna contra un árbol, dejándola, también, inconsciente.

Phantasya. Trinidad de sombrasWhere stories live. Discover now