Ecos del pasado en el caos del presente. Parte III

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Un profundo suspiro escapó del pecho del anciano -si acaso fuera tan simple. La verdad es una bestia escurridiza, niña Cyan, que cambia y se mimetiza en consonancia con los ojos de quien la busca o con la lengua de quien la dice; nunca confíe en alguien que le dice que tiene la "verdad" porque la verdad no existe, solo tenemos aquello que vemos y, luego, lo que decimos de lo que vemos no siempre es lo que vimos y menos aún es lo que los otros vieron-

-Basta de palabrería anciano...-

El sable se movió ligeramente en dirección del hombre, quien ni siquiera pareció notarlo, sus ojos estaban perdidos en un lugar y un tiempo muy alejados de aquel amanecer en las Planicies Interminables.

-Su padre era un buen hombre, un hombre que tuvo que cargar desde muy joven con un peso demasiado grande incluso para los grandes sabios y señores de antaño; tan grande que terminó por destruirlo a él y a su familia, pero que aun así soportó estoico y orgulloso como los más grandes miembros de la Corte de Corazones-

Intuyendo la pregunta en Cyan, el anciano hizo un ademán como si tratara de ahuyentar el molesto enjambre de recuerdos que comenzaba a plagar su memoria.

-Créame, niña Cyan, no quiere usted que le cuente los cómos y los porqués de la guerra que hace 39 años llevó a Kwinn O'Jartz al poder en Wünderlant, ni de la traición del Triunvirato de Corazones en contra de las otras tres Cortes que se habían alternado en el gobierno de aquella tierra desde el Gran Cónclave, ni de cómo esa arpía despiadada luego decapitó al Rey y al Camarlengo de Corazones para quedarse ella sola con el trono de K'Rokett Feelt-

Un dejo de rabia e impotencia invadió poco a poco la voz del anciano, quien tuvo que tomarse un tiempo para calmarse antes de continuar.

-Sólo hay algo que necesita saber de aquellos días: su padre y su madre fueron los últimos depositarios de lo que ahora llaman el Tercer Artefacto, aunque, en realidad, fue el primero en ser creado.

La Relación Cartográfica de Phantasya y la Gran Barrera, que algunos llaman simplemente el Mapa, fue creada a lo largo de 600 años por la Corte de Espadas de Wünderlant, exploradores y protectores de esta tierra más allá de la Gran Barrera, quienes fueron los primeros en caer en el golpe de estado de Kwinn O'Jartz.

Una traición, niña Cyan, una traición tan vil y artera como las peores de la historia, un golpe brutal que barrió con esa noble casta en una noche sola y la mitad del siguiente día; sin embargo, las cosas no podían salirle tan bien a la "Reina Roja" y el As de Espadas, campeón y mensajero de su Corte, logró escapar con el Mapa.

Herido de muerte, se abrió paso a punta de lanza a través del corazón de la revuelta y pudo llegar hasta casa de su paje, el Cinco de Espadas, a quien le entregó la Relación con el encargo de huir con ella y esconderla hasta que el peligro hubiera pasado. Pobre ingenuo, nunca supo que el "peligro" apenas estaba empezando, para todos nosotros, para toda Phantasya.

Aterrada, pero con un corazón más grande que cualquiera que nadie haya visto, ella...-

-¿Ella?- interrumpió Cyan, confundida.

-¡Oh, sí! Ella, su madre, Zanya Leethäl, delicada como una paloma, pero aguerrida como una pantera; valiente más allá de medidas o palabras, leal y orgullosa, toda una exploradora de la Corte de Espadas.

Pero, como le decía, ella tomó el Mapa y trató de huir, sin embargo, a sus escasos 15 años y pese a la educación que había recibido tanto en la Corte de Diamantes como en la de Espadas, fue incapaz de atravesar ella sola el caos que había volteado de cabeza cada avenida y cada callejón en Coeur Rouge, de modo que su única opción fue llegar a la casa de la única persona en la que sabía que podía confiar en toda Phantasya: su padre, Raffert.

Phantasya. Trinidad de sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora