Fantasmas en el mar de la memoria. Parte II

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Había sido su tercer intento de escape y esta vez, con un poco de sincronización, astucia y buenos reflejos, consiguió incluso sobrepasar a Thyri Zt'n y su Shadosw'rd para volver a alcanzar una de las rampas de salida en el segundo nivel, sin embargo, no contaba con que, al abrir la puerta, todo un batallón de r'ngerx estaría esperándola.

Con la fecha de los juegos tan cerca, Zt'n no se arriesgaría a causarle una herida que ni siquiera los físicos del Koloseum pudieran curar a tiempo y, por ello, sus huestes tenían instrucciones de enviar a sus fä con disparos de hielo, para detener a Cyan sin dañarla.

La táctica le funcionó al Segundo Fianna y ahora ahí estaba ella, de regreso en su celda, no sólo inmovilizada por casi 30 ztinjs congelantes, sino encadenada de cabeza, pies y manos a la fría pared, sin posibilidad alguna de mover siquiera un dedo.

-¡Ay, Cyan! Mi dulce Cyan ¿acaso no te lo advertí? ¿Acaso no te supliqué que no forzaras mi mano? ¿No te pedí que no me obligaras a tomar medidas más drásticas? Ahora mira lo que tengo que hacer, por tu culpa-

Con rostro compungido, casi al borde de las lágrimas, Thiry Zt'n sostenía en sus manos una extraña pieza de drk'styl forjada en forma de zarcillos o tentáculos que se retorcían y se entrelazaban, creando un hermoso diseño.

Pero Cyan bien sabía que, desde hacía ya mucho tiempo, los elfos oscuros habían dejado de crear cosas cuyo propósito fuera únicamente ser bellas y, como con ellos mismos, sus creaciones eran una maraña de propósitos ocultos, de segundas intenciones, de duplicidad y puñales escondidos detrás de la más inocente de las sonrisas.

Incapaz de resistirse, Cyan tuvo que resignarse a ver cómo el älv colocaba el siniestro artefacto en su garganta, el cual se pegó a la suave piel y casi enseguida, los zarcillos de drk'styl comenzaron a rezumar delgados hilillos de oro líquido que, lejos de caer al suelo, comenzaron a rodear la garganta de la rubia, quien se mordió los labios para evitar un grito al sentir cómo aquél líquido, espeso como la miel, penetraba por cada uno de sus poros, fundiéndose con ella en un proceso tan lento como doloroso.

Aun así, eso no fue lo peor, la verdadera tortura empezó cuando la joven sintió cómo su mente era totalmente dominada, sometida, avasallada por una voluntad oscura y afilada como el coral-obsidiana.

Por mero reflejo, Cyan intentó resistirse y, empleando hasta el último gramo de su férrea voluntad, luchó y peleó por lo que le parecieron horas y días enteros para evitar aquella infame invasión, aquella impía violación a lo más profundo de su intimidad, a lo más sacrosanto de su ser; pero, al final, ni siquiera su indómito espíritu fue suficiente para resistirse a la invasión de una mente capaz de hacer su capricho con el acero e incluso el drk'styl.

Con el diabólico adminículo en su lugar, la voluntad y los pensamientos de Mrrgan T' Fä invadieron de forma cabal e insidiosa cada rincón de su mente. Cada sentimiento y cada pensamiento fueron retorcidos y reformados hasta reducirla a nada más que un arma, una máquina de matar perfectamente calibrada para ser el despiadado espectáculo que la reina necesitaba que fuera, todo con el fin de satisfacer la sed de sangre de una raza que se hundía cada vez más en las sombras.

Así, los días de Cyan se volvieron nada más que oscuridad y calor, como alguno de los salones en la mansión de Yeikb, el mayor de los GRYMM, ávatar de la oscuridad y la avaricia, que se encargaba de castigar a los perezosos, a los pusilánimes y a todos aquellos que no tuvieran el coraje o las agallas para tomar lo que les correspondía en la vida.

Pese a ello, los días no eran nada comparados con las noches. Con la Leannan Sidhé dormida u ocupada en darle rienda suelta a sus más bajas pasiones, algo más ocupaba su lugar: una blancura cegadora y un frío que calaba en el alma se colaba a través de cada rincón y cada grieta en su mente, buscando la respuesta a una pregunta que flotaba entre ambas como la calina que se alzaba del mar por las mañanas en los puertos al este de HOuçç.

Phantasya. Trinidad de sombrasWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu