Anochecer de sangre y gloria. Parte IV

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La marea de acero y d'rk styl se abalanzó sobre ellos en busca de sangre, mientras Cyan y PRinç se precipitaban tan rápido como podían hacia la muralla perimetral de Kaám Halot, la cual se elevaba unos 10 metros en aquel punto, todo bajo la atenta mirada de Thiry Zt'n, quien sacudió la cabeza con aire condescendiente, mientras desenvainaba su shadoswr'd y se preparaba, al fin, para entrar en combate.

-Espero que tengas un plan- dijo Cyan mientras conectaba una brutal patada a una R'nyer que se había descolgado de un árbol frente a ella, impulsándola hacia donde estaba PRinç.

-Yo siempre tengo un plan- respondió él al tiempo que recibía a la R'nyer con la punta de su espada.

Una flecha que voló desde la oscuridad liquidó a la consorte de la recién caída älv y justo hacia esa dirección se dirigió el príncipe, seguido muy de cerca por Cyan.

-Me agrada tu amigo ¿lo conozco?- Cyan señaló con la cabeza hacia la cima de la ya visible muralla, donde una solitaria figura armada con un arco largo recién había trepado, con sorprendente agilidad a pesar de su tamaño.

-Sí, la conociste hace unas horas, en el Pasillo de Oro- respondió él mientras se volvía para tratar de determinar qué tan lejos estaba el enemigo.

Una falange completa los tenía cercados contra el muro, sin embargo, todos mantenían aún su distancia, a la espera de las órdenes de Thiry Zt'n, quien, espada en mano, se acercaba lentamente hacia ellos.

-¿Y tu plan incluye dos pares de alas? Porque creo que vamos a necesitarlas- preguntó la rubia sin despegar de sehr Zt'n aquella mirada cargada del más profundo desprecio que alguien pudiera concebir.

-No, algo mejor- dijo él, mientras hacía una seña a Shai're Zaad, quien se dejó caer al otro lado de la muralla.

-Están rodeados, príncipe, ríndete y entrega a la humana; si lo haces, quizá Dama Mrrgan te brinde el privilegio de morir en el Koloseum- espada en mano, Thiry Zt'n volvió a alcanzarlos.

Era la primera vez que se encontraban de frente, sin embargo, un odio instintivo nació al instante entre los dos guerreros, mientras se veían uno al otro, estudiando, analizando, descubriendo fortalezas y debilidades, mientras los soldados, atendiendo al ejemplo de su comandante, cerraban poco a poco el cerco, las armas listas y los sentidos en alerta máxima.

PRinç silbó con falsa admiración -Es un oferta generosa, sire, pero temo que tendré que declinarla, nosotros ya nos vamos-

Con un movimiento rápido como el de una cobra, el príncipe clavó el bastón de madera que llevaba en la mano izquierda justo en la base de la muralla y, enseguida, lanzó un estridente silbido.

Un fuerte temblor sacudió el terreno circundante, obligando a todos a maniobrar apresuradamente para mantener el equilibrio, al tiempo que del bastón comenzaban a crecer ramas y raíces que penetraron la sólida piedra y comenzaron a desmoronar el muro, tal como lo habría hecho un árbol en un par de cientos de años, sólo que en menos de 30 segundos.

El primero en reaccionar, justo cuando el muro comenzaba a caer hecho pedazos, Thiry Zt'n lanzó un grito de frustración y un mandoble con su shadoswr'd, la cual arrojó una sombra creciente sobre un desprevenido PRinç, cuya primera reacción fue sacudir la cabeza, aparentemente confundido.

En apenas un parpadeo, el Segundo Fianna ya se encontraba sobre el príncipe, dejando caer un fulgurante daunc't, que seguramente habría abierto la cabeza de su rival como un melón, de no ser porque, con un movimiento igual de rápido, el heredero al trono de Thrauumlänt alzó su espada en un "sol naciente" que detuvo sin problema alguno la espada enemiga.

-Lo siento "camarada", pero eso no funciona conmigo- dijo PRinç con una sonrisa, al tiempo que lanzaba un veloz puñetazo sobre la mandíbula del Segundo Fianna.

Ligeramente más sorprendido que furioso, el älv fue incapaz de evitar el golpe del príncipe, que lo arrojó de espaldas al piso, mientras la falange reaccionaba y se lanzaba sobre Cyan y PRinç, quien, lejos de enfrentar al enemigo, se arrojó sobre la rubia, derribándola.

Unas 100 pequeñas explosiones que sonaron como una sola se escucharon medio segundo antes de que otras tantas flechas atravesaran el enorme boquete en la muralla, hiriendo o derribando a casi todos los soldados que habían rodeado a los dos guerreros, quienes más habían tardado en caer al suelo, que en estar otra vez de pie, sorteando los escombros del derribado muro.

Del otro lado, Shai-re y Neerhoelgr los esperaban con un par de caballos y los cuatro se lanzaron a galope tendido a través del bosque que rodeaba el castillo, mientras Thiry Zt'n alcanzaba la cima de la pila de escombros y miraba con retorcida sonrisa al príncipe que se alejaba.

-Ya será otro día, camarada, seguro que será otro día- dijo Thiry Zt'n, mientras descendía del montículo y ordenaba a sus tropas que retiraran a los heridos hacia el castillo.

***

-No es ésa una de sus armas, Dama Mrrgan, ¿cómo las llaman? ¿Hoashä?- la voz de la extraña criatura sonó aguda y fría como un carámbano de hielo, mientras un dedo delicado como un copo de nieve señalaba hacia el artefacto que yacía abandonado a unos cuantos metros de la muralla.

-Es una antigüedad, un arma primitiva que ya sólo existe en los museos- respondió la reina, quien no pudo disimular un rictus de ira mientras contemplaba el vetusto aparato, el cual, usando fuegos de artificio, podía lanzar hasta 200 flechas al mismo tiempo.

En la cima de la Torre del Homenaje de Ka'am Halot, la reina y su extraño acompañante, una criatura que nadie en Phantasya había visto en varios eones, contemplaban la fuga de Cyan y PRinç, quienes comenzaban a alejarse del castillo.

-Mi señora, solicito su permiso para iniciar la persecución- sin despegar los ojos de la criatura, sehr Lnz Zeal't ya comenzaba a encaminarse hacia la salida.

-Lnz, querido, no será necesario- respondió la reina mientras alzaba los brazos hacia el jardín y las incrustaciones de d'rk styl en sus manos emitían una aguda vibración que caló profundamente en los oídos del pequeño extraño junto a ella.

A lo lejos, en el jardín, las armas y armaduras de los soldados muertos o heridos respondieron a la voluntad de Dama Mrrgan y comenzaron a retorcerse y a reformarse, hasta convertirse cada una en una extraña "criatura" que mezclaba las características de un lobo y una serpiente, las cuales salieron en veloz persecución de los fugitivos.

-¿Cree que eso bastara para detenerlos?- preguntó la criatura, mientras sus manos, blancas como la nieve, masajeaban las sienes recubiertas por una cabellera de un azul tan tenue que prácticamente parecía blanco.

-Mmmm... no, no lo creo; pero les dará algo en qué pensar mientras huyen- dijo la reina mientras se alejaba hacia el interior de la terraza, se recostaba sobre su diván y un pequeño ejército de esclavas comenzaba a prepararla para dormir -Lnz, cariño, lleva algunos älvs y lleven ese infernal aparato al taller de armas para que lo desmantelen. También, envía a Kalae Hath y a Rowz a mis habitaciones, ellos tendrán que ocupar el espacio que tenía reservado para PRinç esta noche-

-Esa Cyan, es algo especial ¿no es así?- preguntó, por su parte, el extraño en su camino a la salida.

-No tienes idea de cuánto, Seaín, cariño- respondió Mrrgan mientras lo despedía con un ligero ademán –¿encontraste lo que buscábamos?-

-No, mi señora, o realmente no vio nada o está enterrado mucho más profundo de lo que pensábamos-

Un mohín de disgusto apenas perceptible se dibujó en el rostro de la reina –y ¿crees poder recuperarla?-

-Puedo intentarlo- dijo la criatura con una inclinación de cabeza.

-Hazlo. Mis forjadores y mis myrdeinx no han perdido la esperanza de descifrar el artefacto, pero todavía existe la posibilidad de que necesitemos a la humana- explicó la reina mientras una de sus esclavas se acercaba con una vaporosa bata de gasa que dejaba ver mucho más de lo que cubría del delicado cuerpo de la Leannan Sidhé.

-Así será, Dama Mrrgan- aseguró Seaín mientras daba media vuelta y terminaba de salir de la terraza con una retorcida sonrisa de satisfacción desfigurando aquel rostro decorado con oscuros tatuajes de formas caprichosas.

Phantasya. Trinidad de sombrasWhere stories live. Discover now