Capítulo 4: "Sólo era cuestión de tiempo"

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Eran las cuatro de la tarde. Y era Lunes. En casa solo estábamos Jessica y yo. Solía ser asi casi todos los días. Mamá y papá llegaban cada uno de su viaje hoy. A que hora exactamente, ninguno de los dos lo sabíamos. Pero no importaba, no quería que Jessica estuviera presente cuando ellos lo hicieran, porque sabía que no iba a ser una linda bienvenida y no quería que mi hermana menor lo presenciara. Nunca dejaba que lo hiciera.

-¿Me pasas galletas? – preguntó Jessica, regresándome a la realidad

Sonreí. Siempre hacía todo lo que tuviera que hacer por mi hermana. Porque la amaba. Era lo más importante que tenía en este mundo. La quería proteger siempre.

Cogí sus piernas, que habían estado sobre mi regazo y los dejé sobre el sofá, mientras me ponía de pie para ir a por sus galletas. Me apoyé en el repostero un momento, intentando encontrar la tranquilidad en mi, pero ya sentía la ansiedad abriéndose paso por mi cuerpo, al saber lo que sucedería más tarde, cuando mis padres llegaran.

Tomé una profunda respiración y abrí el gabinete más alto, para sacar sus galletas favoritas. Eran de chocolate. Las observé un largo momento. Mamá odiaba que comiéramos dulces. O, de hecho, odiaba todo lo que hacíamos. Los motivos yo ya los conocía, o creía que era eso, al menos, pero Jessica no lo sabía. Creía que nuestra madre era simplemente muy estricta. Nunca la dejaría enterarse de la verdad. La destrozaría. Ella no lo decía, pero yo sabía de sobra que su cosa favorita en el mundo era una familia feliz y unida. Nunca había existido, pero me esforzaba lo más que podía en darle lo que podía, para que sintiera que era asi.

Volví a dirigirme a la sala y tomé las piernas de Jessica, para volver a ponerlas en mi regazo. Entonces le tendí sus galletas y ella sonrió ampliamente, abriendo el paquete y rápidamente volviendo a centrarse en la película que estábamos viendo.

Ella era feliz porque yo hacía todo lo que estaba en mi poder para no dejarla ver la realidad. Y ella sería feliz siempre, si lo lograba. A veces me sorprendía de lo mucho que nos parecíamos físicamente. Es decir, nunca lo pensaba mucho, pero cuando lo hacía, me daba cuenta de que ella tenía los mismos ojos celestes que yo tenía. Igual de claros e igual de profundos. Y su cabello era tan negro como el mío, sólo que era largo, mientras que el mío no lo era tanto, sólo lo suficiente para poder estar parado hacia todos los lugares y lucir desordenado. Y era alta, no tanto como yo, pero si bastante. Aunque Julie era casi de su tamaño. Entonces me encontré a mi mismo pensando en Julie de nuevo. Había hecho todo lo posible por no pensar en ella todo el Domingo y todo el día de hoy. Pero era difícil, considerando que prácticamente me había enamorado de ella. Si, esa idea no se me había ido de la mente aún.

-Por cierto – dijo Jessica, de pronto – iré donde Julie cuando terminé la película – me dejó saber

Y hablando de la hermosa Julie. Seguía sin poder olvidar nuestra improvisada cita del Sabado. No se lo había contado a Jessica. Y estaba un tanto seguro de que Julie tampoco se lo había dicho, porque conociendo a mi hermana menor, ya se habría vuelto loca y me habría pedido todos los detalles. Luego de dejar a Julie en su casa, había regresado a la fiesta para recoger a mi hermana. Y ella me había preguntado por Julie, pero sólo le había dicho que la había visto irse más temprano.

-Suena bien – le dije, cuando logré dejar de pensar tanto en Julie

Jessica asintió y siguió comiendo sus galletas, mientras veía la película.

Eso significaba que no estaría en casa cuando llegaran mis padres. Y eso era bueno. Esta vez no había tenido que hacer un gran esfuerzo para sacarla de la casa.

Así que seguí viendo la película con ella hasta que terminó y ella se despidió, rogándome que le avisara cuando mamá y papá llegaran, para poder verlos. Después de todo, no los veíamos hacía casi dos semanas.

Simplemente, Julie (Clichés 2°) [EN CORRECIÓN]Where stories live. Discover now