Capítulo 37: "Nada había cambiado"

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-Nunca podré mirar a ninguno de los dos de la misma forma –murmuró Jess, cubriéndose el rostro con las manos.

Rodé los ojos, a pesar de que podía sentir mis mejillas comenzando a calentarse.

-Callate, Jess –repliqué, haciendo mi camino hacia Julie, que se encontraba sentada en una de las sillas altas que daban hacia la cocina.

Me detuve detrás de ella, solo para dejar mis manos caer en el repostero, frente a ella, dejando mi rostro hundirse en su cuello.

Ya la estaba extrañando y ni siquiera se había ido a la escuela.

El cuerpo de Julie se inclinó hacia atrás, hacia mí. Y mi pecho tocó su espalda, haciéndome recordar cómo nos habíamos abrazado, por algunos segundos, en la mañana.

Y eso me llevó a recordar lo que había sucedido antes de ese abrazo.

Diablos, mis mejillas estaban calentándose demasiado desde que Julie y yo nos habíamos acostado.

Podía suponer que cada persona tenía su propia manera de reaccionar. Mientras Julie era todo, sonrisas y mejillas sonrosadas, yo era todo, miradas tímidas hacia ella y pensamientos oscuros.

De acuerdo. Aquello, claramente, no había sonado bien.

-Por favor. ¡Piedad! –escuché a Jessica suplicar y no pude evitar reirme.

Me aparté de Julie, no sin antes dejar un beso en su cuello.

-Quizás si hubieras tocado la puerta, no estarías tan asustada –repliqué, tomando asiento en la silla alta, al lado de Jules.

-Para tu información, Owen –comenzó a replicar mi hermana-. No vi ninguna parte anatómica importante, si entiendes lo que quiero decir –explicó, poniendo sus brazos en jarras y sus manos en sus caderas-. Y, segundo, solo estaba bromeando –dijo, una sonrisa abarcando sus labios-. Me ilusiona muchísimo su amor –confesó, entonces.

A mí también.

Me ilusionaba muchísimo tener a Julie. Perder eso nunca sería una opción. No estaba seguro de que podría sobrevivir, si alguna vez dejaba mi lado.

Mis ojos se deslizaron hacia Julie, por un momento. Y ella me mostró otra de sus brillantes sonrisas.

-A mí también –susurró, sin quitar sus ojos de los míos.

-Ya a mí, desde luego –no dudé en decir.

Los tres estábamos sonriendo tan ampliamente, que parecía que acabábamos de descubrir un millón de buenas noticias.

Jess finalmente se fue, algunos segundos después, anunciando que terminaría de alistarse para la escuela.

Y Julie y yo estuvimos solos de nuevo.

-¿Qué dirías si te pidiera que te casaras conmigo? –pregunte, abruptamente.

No había sido capaz de detenerme, no cuando lo único que quería era asegurarme de que nunca la perdería de mi lado.

Julie me observó fijamente, por un minuto entero, como si estuviera esperando a que saltara de pronto y comenzara a reírme, diciendo que solo era una broma loca. Lo consideré, sin embargo, cuando ella no contestó.

Pero luego lo hizo.

-Diría que estás loco, porque solo tengo dieciséis, tú dieciocho y ninguno de los dos está siquiera cerca de terminar la universidad –contestó.

Sentí mi corazón detenerse por un momento.

-¿Y luego? –pregunté, esperando que hubiera más después de aquella respuesta.

Simplemente, Julie (Clichés 2°) [EN CORRECIÓN]Where stories live. Discover now