Capítulo 20: "Es el momento correcto"

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-¿Por qué no? –pregunté, con el ceño fruncido, al enterarme de que Julie no iría a la escuela, por lo cual no necesitaba que pasáramos a recogerla.

Jessica rodó los ojos.

-Tranquilo hermanito, no querrás sonar desesperado –dijo, aunque había una sonrisa en sus labios, que me dejó saber que Julie estaba bien-. Simplemente amaneció enferma –dijo, encogiéndose de brazos.

Asentí.

-Pero –comencé, estacionándome frente a la escuela-. ¿Está bien? –pregunté, sintiendo la preocupación abriéndose paso por mi pecho rápidamente.

Jessica asintió y dejó un beso en mi mejilla.

-Relájate, hermano mayor –dijo, tomando su maleta y abriendo su puerta-. Ella está bien –me aseguró.

Entonces, la observé desaparecer dentro de la escuela. Y luego, me encontré a mi mismo manejando apresuradamente hacia la casa de Julie. Porque quería verla. Porque no tenía otro lugar en el cual estar. Y porque, quizás, podría cuidar de ella, si es que sus hermanos no estaba ya cuidándola.

Llegué a su casa en menos de diez minutos y me estacioné, rápidamente apagando el motor y acercándome a su puerta, para tocar el timbre.

Esperé tranquilamente a que esta se abriera, preparado para encontrarme con alguno de sus hermanos, pero cuando se abrió, era ella la que estaba ahí.

Y se detuvo, claramente sorprendida de que estuviera parado ahi. Estaba usando un pantalón negro suelto y un enorme polo, que estaba casi completamente seguro de que le pertenecía a Callum, por lo grande que le quedaba. Hacía su camino hasta sus rodillas. Y se le veía demasiado tierna. Pero también se veía diferente, extraña.

-Um, hola –dije, hundiendo mis manos en mis bolsillos.

Temía que pudiera notar la forma en que temblaban, a causa de mi nerviosismo. De pronto, sentía como que había tomado la decisión más precipitada del mundo, porque no tenía idea de que había planeado decirle cuando estuviera en su casa finalmente.

-Owen –dijo y escuchar mi nombre salir de sus labios era perfecto y mágico como siempre.

-No fuiste a la escuela –comencé-. Y Jessica dijo que estabas enferma, así que quería ver si todo estaba bien –me encontré a mi mismo explicándole mi presencia.

Parecía que había algo fastidiándola. ¿Por qué?

-¿Ella dijo eso? –preguntó–. No estoy enferma –dijo, haciéndose a un lado, por lo cual comprendí que me estaba invitando a pasar. Así que lo hice y ella cerró la puerta–. Estoy con el periodo y tengo malditos cólicos –explicó, sin más.

Me giré para mirarla, imaginando que estaría completamente roja, al haber dicho aquello, pero no, al parecer estar en sus días hacía que su humor cambiara un tanto y la hacía... diferente. Las mujeres no solían decir cosas como esa. Nunca había conocido a una chica que me dijera algo como aquello, ni siquiera mi propia hermana. Pero, diablos, ella había demostrado ser diferente tantas veces que no entendía porque seguía sorprendiéndome.

-Podríamos ir por helado –sugerí, siguiéndola, dado a que había comenzando a encaminarse hacia las escaleras–. Si eso te ayudará a sentirte mejor –agregué.

Entramos a su habitación y perdí la respiración por un momento. Era la tercera vez que entraba a su habitación y seguía sintiéndose tan malditamente nuevo para mi. Estaba en su maldito cuarto. Y temía a donde se dirigirían mis pensamientos. Estaba jodido, como siempre que estaba alrededor de ella.

-Me encantaría comer helado –dijo, lanzándose sobre su cama y rápidamente cubriéndose con sus sabanas–. Pero no puedo. Es demasiado frio y cuando estás en tu periodo, se supone que debes calentar tu abdomen, no hacer que se congele. Hace que duela más –explicó, aparentemente sin una pizca de vergüenza.

Simplemente, Julie (Clichés 2°) [EN CORRECIÓN]Where stories live. Discover now