Capítulo 28: "Owie"

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Mi cuerpo entero había estado de acuerdo con hacer a Julie mía, apenas las palabras dejaron sus labios. En aquel bendito momento. Pero el destino parecía tener otra cosa planeada para nosotros, porque el sonido de mi hermana arrastrándose por su habitación, logró hacer que ambos nos separáramos de inmediato.

Julie increíblemente avergonzada. Y yo, increíblemente frustrado. Muy, muy, frustrado.

Suspiré y me puse de pie, intentando calmar mi cuerpo, por obvias razones, antes de que mi hermana decidiera entrar a mi habitación.

Entonces, en un momento de debilidad, volví a acercarme a la cama, poniéndome sobre mis rodillas, para poder arrastrarme sobre Julie. Mis rodillas se posicionaron a ambos lados de su abdomen y le mostré una sonrisa.

-Pronto –susurré, dejando que una de mis manos se deslizara suavemente por su costado, peligrosamente cerca de su pecho.

Y ella se arqueó contra mi toque, sus ojos cerrándose casi de inmediato. Y, por mucho que quisiera haberme quedado ahí todo el día, descubriendo la forma en que el cuerpo de Julie reaccionaba ante mi toque, me aparté de ella, para ir en busca de mi hermana menor.

Apenas abrí mi puerta, la encontré, entrando al baño de manera bastante penosa al baño. Torcí el gesto cuando escuché que dejaba salir todo el contenido de su estómago. Aquella era una de las cosas que Jess y yo no teníamos en común. Mientras mi cuerpo había desarrollado un increíble trabajo convirtiéndose en tolerante al alcohol, el de ella, claramente, no. Así que yo podía tomar cuanto quisiera, sin necesidad de preocuparme por como amanecería al día siguiente. Jess, en cambio, no.

Pero aquello no era lo único que teníamos de diferentes.

Además del cabello, viéndose que el mío era tan oscuro como la noche, mientras que el de ella era tan marrón que parecía negro. También estaba la diferencia de que, ella nunca había tenido motivos para emborracharse, mientras que yo, había perdido la cuenta de cuantas veces lo había sentido necesario.

Y ahora, las cosas estaban cambiando. Y no estaba muy seguro de si estaba de acuerdo con los cambios. Tenía que hablar con Jess y solucionar algunas cosas.

Me apoyé en el marco de la puerta del baño, pero no tardé en ponerme de rodillas al lado de mi hermana, sujetando su desordenado cabello, para que no le vomitara complemente encima.

Y aguardé, a que dejara salir todo. Y cuando hubo terminado, la ayudé a ponerse en pie, para que se cepillara los dientes. Y luego la cargué, hasta su habitación, para dejarla sentada sobre su cama.

-Ponte algo –murmuré, intentando mantener todos mis sentimientos encontrados, lejos de mi mente y de mi cuerpo-. Iremos a que tomes un desayuno ligero –expliqué, sabiendo a qué lugar llevarla para que se sintiera ligeramente mejor y es que, ya podía darme cuenta de lo avergonzada que lucía.

-¿Julie? –preguntó, en un hilo de voz.

-En mi habitación –repliqué, tan tranquilamente como pude.

Y sus ojos se alzaron hacia mí, inmediatamente. Una pequeña sonrisa traviesa apareció en sus labios.

-Hermanito, tanto Julie como tu se han rebelado, por lo que veo –murmuró, haciendo una mueca, cuando claramente le dolió la cabeza.

Solté una carcajada, si poderlo evitar. Incluso con resaca, Jess seguía siendo tan loca como siempre.

-Cámbiate, Jess –dije, sin más-. Salimos en veinte –agregué.

Y me dispuse a salir de su habitación, cuando su voz me detuvo.

-Owen –dijo, logrando que me girara en mi lugar-. Gracias –susurró.

Simplemente, Julie (Clichés 2°) [EN CORRECIÓN]Onde histórias criam vida. Descubra agora